Revista de Bajos

Dingwall Afterbuner II 6 cuerdas

El luthier canadiense Sheldon Dingwall lleva varias décadas construyendo instrumentos musicales. Se hizo un nombre a comienzos de los 90 cuando incorporó en sus bajos el sistema Fanned-Fret System de Ralph Novak el cual consistía básicamente en hacer que cada cuerda tuviera una longitud diferente en función de la nota que tenía que dar al tocarse al aire. Lógicamente esto implicaba que los trastes debían colocarse de un modo que respetaran esas diferentes longitudes, de ahí el sistema denominado «en abanico».

Lo cierto es que aunque estos bajos parecen un tanto radicales y modernos, en realidad siguen el principio de instrumentos tan antiguos como el piano, el arpa o el salterio. En un piano de cola es fácil ver que las cuerdas más graves son mucho más largas que las agudas, lo cual hace que la serie armónica sea la correcta y por tanto obtengamos un sonido más rico y lleno. Por su parte las notas más agudas usan cuerdas más cortas para que así la tensión de estas no sea excesiva. Este es el mismo principio sobre el que se basan estos bajos, y la verdad es que funciona.

Las gamas hechas en China (Combustion, D-Roc y NG3) son las más habituales y lo cierto es que la aceptación que han tenido en el mercado ha sido brutal.

Dingwall Afterbuner II 6 trastes

En el número 60 de Bajos y Bajistas analizamos un NG3 en espectacular acabado Pink Swirl, pero es que el bajo que hoy tenemos en nuestro banco de pruebas es otra historia. Se trata del modelo Afterburner II y está hecho 100% a mano en el taller de Sheldon Dingwall en SaskatoonCanadá y como puedes ver es de 6 cuerdas. Dentro de la Custom Shop de Dingwall tenemos varias series como Prima Artist, Lee Sklar Signature, Super-J, Super-P, D-Roc custom y Afterburner. Dentro de la gama Afterburner están los modelo ABZ, Afterburner I, y Afterburner II, siendo este último el tope de gama.

Para este modelo se usa siempre un cuerpo de nogal al cual se le practican una serie de fresados creando un instrumento semihollow. Este tipo de construcción favorece la respuesta acústica y lógicamente reduce el peso, dos características siempre deseables en un bajo, más aún en un 6 cuerdas.

En cuanto a la tapa, el modelo Afterburner II suele llevar una de nogal figurado pero en este caso en particular es de arce rizado de primera, algo que ha sido posible por la enorme cantidad de variaciones que permite la Custom Shop de esta marca.

El mástil está atornillado al cuerpo mediante 4 tornillos que no impiden en absoluto el paso a la zona de agudos de la mano derecha. El encaje del cuerpo al mástil es tremendamente sólido y seguro, algo que asegura la correcta vibración de las cuerdas. El mástil está hecho con un multilaminado de 3 piezas de wenge, una madera que aporta una estabilidad increíble. De hecho muchos usuarios de este modelo dicen que es un mástil tan estable como los de fibra de carbono pero con el tacto orgánico más agradable del poro abierto del wenge y un sonido menos frío que la fibra. Un mástil de esta madera sólo suele pesar unos 50 gramos más que uno de arce, pero a cambio tienes más estabilidad y un tacto sencillamente increíble. Por si esto fuera poco, se usan dos barras de fibra de carbono para aportar aún más estabilidad.

El diapasón es también de wenge y de nuevo nos parece una madera ideal para tal uso ya que ofrece un tacto irresistible, con unas características a mitad de camino entre el ébano y el palosanto.

La pequeña pala es recta (no inclinada), pero se han montado las clavijas de un modo que permite que las cuerdas tengan el ángulo necesario tras la cejuela para mantener la afinación sin la necesidad de usar una pieza para darles ángulo. Las clavijas son Hipshot Ultralite pero aún más ligeras que las de serie (se hacen específicamente para Dingwall), algo que, como veremos luego, agradeceremos mucho al tocar el bajo.

Como todos los bajos Dingwall, este Afterburner II monta trastes muy finos (Vintage small size 18% hard nickel silver fretwire), una idea de Lee Sklar. La ventaja sobre trastes más grandes y gruesos es que estos facilitan enormemente los glissandos y arrastres de notas y además no potencian el brillo en el sonido. Lo cierto es que pese a ser más pequeños que los típicos trastes de bajo, la vida útil de estos es aproximadamente la misma.

Las incrustaciones siguen un patrón en círculo muy bien pensado que además de ser original y bonito es práctico, ya que en la primera octava se encuentran más visibles en las cuerdas graves, mientras que a partir del traste 12 (donde tenemos la D de Dingwall) cambian progresivamente hacia las cuerdas agudas.

Dingwall Afterbuner II 6 trasera

El alma es lógicamente de doble sentido y se instala mediante un sistema que aplica más de 500kg de peso, lo cual asegura un funcionamiento perfecto durante años al tiempo que incrementa el sustain y los armónicos. El acceso al alma se realiza de forma inmediata, sin tener que quitar una molesta placa. En detalles como este y en el hecho de ofrecer mástiles más estables se nota la enorme experiencia de Sheldon Dingwall arreglando guitarras y bajos durante años. Él tenía claro que cuando empezara a fabricar sus instrumentos, estos debían estar mucho mejor hechos para evitar tener que ir al taller cada poco tiempo, así como facilitar la vida al músico, cosas que desde luego lo ha conseguido.

Pasamos ahora a la sección de electrónica la cual, como no podría ser de otro modo, es también muy especial. Tenemos 3 pastillas del modelo Dingwall FDV. El nombre es debido a que son una continuación de las pastillas Fury/Dingwall que la marca lleva años usando, pero con imanes de Alnico V en lugar de Neodimio, lo cual hace que suenen más tradicionales pero sin perder el filo y la claridad que ha hecho famosos a los bajos Dingwall. Lo mejor de todo es que mantienen esa pureza de sonido de las Single Coil pero funcionando sin el más mínimo ruido ya que son canceladoras de ruido.

De cada pastilla salen 4 hilos, lo cual posibilita la instalación de un interruptor para cada una que permite su uso en Paralelo (medios recortados y agudos más notables, nivel de salida normal) o en Serie (medios-graves más pronunciados, agudos ligeramente atenuados y más nivel de salida).

Si bien el modelo Afterburner II monta por defecto 2 pastillas, este bajo en concreto viene con el extra de 3 pastillas (otra consecuencia de ser Custom), lo cual aumenta las posibilidades ya que tenemos:

1- Puente

2- Puente + Medio en Series (estilo Music Man)

3- Puente + Mástil en Paralelo (estilo Jazz Bass)

4- Mástil

Si las cuentas nos salen, eso significa nada menos que 12 sonidos diferentes, todos ellos de calidad y fácilmente accesibles y eso que aún estamos en modo Pasivo.

Dingwall Afterbuner II 6, cuerpo

El previo elegido para este bajo es un excelente Glokenklang y ofrece 3 bandas de EQ pero con el extra de que el control de agudos se comporta como Tono Pasivo en modo Pasivo, aumentando incluso más las posibilidades de sonido.  Las frecuencias  son 40Hz para los graves (+/-14dB), 550Hz para los medios (+/-9 dB) y 18kHz para los agudos (+/-18dB).

Como siempre en esta marca, el acceso a la pila se hace en otro compartimento diferente a la electrónica y lo mejor es que la tapa lleva imanes, de modo que la puedes quitar en un segundo sin necesidad de herramientas. Otro detalle que sin duda ha tenido en cuenta al músico en directo.

Nos encanta el jack de salida tipo Neutrilk de bloqueo que impide que el cable salga aunque tires de él, por ejemplo cuando alguien pisa el cable accidentalmente.

 

En uso

Nos gusta que el modo Pasivo no sea sólo un recurso de emergencia cuando se nos gasta la pila, sino que tiene una entidad de sonido en sí mismo. Es como tener dos bajos en realidad, ya que los modos Pasivo y Activo son diferentes de modo intencionado. La diferencia fundamental que encontramos es que en modo Pasivo el sonido tiene unos medios un poco más marcados y una respuesta de agudos más suave, algo que es ideal cuando buscas un sonido tradicional pero también perfecto cuando añades una saturación (hay cientos de demos de bajistas de Metal usando un bajo Dingwall y una unidad Darkglass, una combinación siempre ganadora).

El hecho de tener un control de Tono Pasivo en ese modo aumenta las posibilidades de sonido.

Cuando cambiamos a modo Activo notamos que la respuesta en graves se mantiene pero se percibe un ligero recorte de medios (scooped) al tiempo que una mayor presencia de agudos la cual, sin ser exagerada, hace que el bajo entre en un terreno de sonido más moderno, por decirlo de algún modo.

En cuanto a los tres interruptores de Serie-Paralelo (uno por pastilla) a nosotros nos ha gustado más el modo Serie porque tiene más nivel de salida y un sonido más lleno, pero por supuesto esto es tremendamente personal y en función del sonido que quieras conseguir, sin duda el modo Paralelo es muy práctico también. Súmale a eso las dos combinaciones de dos pastillas que ofrece este bajo donde cada una puede estar en Serie o Paralelo y tienes ante ti una enorme paleta de sonidos.

Dingwall Afterbuner II 6, detalle cuerpo

En cuanto a la ergonomía, un factor fundamental en cualquier bajo y más aún en uno de 6 cuerdas, es el balance o equilibrio. No hay nada más molesto que un “cabeceo” exagerado. Siendo de 6 cuerdas, escala extralarga (el Si grave son 37”) y además ligero de cuerpo (por estar vaciado), este bajo tenía todas las papeletas para sufrir de un cabeceo excesivo, y sin embargo no es así. ¿Cómo lo han logrado? Básicamente usando una cabeza realmente reducida de tamaño que además monta un modelo muy especial de clavijas Hipshot Ultra-lite que pesan menos que las originales.

Lógicamente, el Si Grave funciona perfecto gracias a la longitud extra (37″) y la tensión añadida que ello aporta. De hecho, puedes acariciar esa cuerda y obtener más definición que en muchos bajos de 34″ (o incluso 35″) cuando los tocas fuerte, con la ventaja añadida de que si realmente quieres darle duro a esa cuerda, soportará cualquier cosa sin quejarse. Genial.

Además el sistema multiescala hace que las cuerdas Sol y Do  tengan la longitud correcta (34” y 33.25” respectivamente), de modo que no suenen tan agresivas como en otros bajos. Sencillamente perfecto.

La verdad es que la sensación al tocar este bajo es realmente increíble. Pese a lo radical que pueda parecer el diseño y el enfoque, podemos asegurar que lo que se siente al tocar es facilidad y naturalidad, algo que nos ha sorprendido. Todo funciona perfectamente y es un caso donde se nota que realmente no han recortado absolutamente en nada a la hora de crear un bajo perfecto en ergonomía y perfecto en cuanto a toda la parte mecánica, así como desde luego con un sonido excelente.

Si alguna vez te has plateado pasarte a las 6 cuerdas y no estabas seguro en caso de que te resultara difícil de tocar, te aseguramos que si pruebas este Dingwall Afterburner II te vas a convencer.

El precio es el habitual de un instrumento americano hecho a mano pero es que las soluciones que ofrece en todos los terrenos hace que sea uno de los 6 cuerdas más interesantes del mercado.

Texto y fotos: Joaquín García

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