Revista de Bajos

Danelectro ’58 Longhorn Bass

Nos encanta hacer reviews de bajos que son reediciones de instrumentos de época. Este es el caso de este Danelectro Longhorn Bass que recrea a la perfección un bajo mítico que vio la luz allá por 1958.

La empresa Danelectro fue creada por Nathan Daniel en 1947 en New Jersey, USA, e inicialmente comenzaron fabricando amplificadores para la cadena de tiendas Sears. Hacia 1954 aparecieron las primeras guitarras con esta marca, también destinadas a completar el catálogo de Sears, y que se caracterizaban por ser diseños originales muy de la época (un tanto futuristas) y que incorporaban pastillas tipo “lipstick” (lápiz de labios) y el uso de materiales alternativos para cuerpos con el fin de mantener un precio económico.

Fue en 1958 cuando Danelectro se decidió a sacar varios modelos de bajo eléctrico al tiempo que otros instrumentos innovadores como el Guitarlin (guitarra con 31 trastes), el Double Neck (con mástiles de guitarra de 6 cuerdas y bajo de 4 en un solo cuerpo) y el Long Horn Bass en versión tanto de 4 como de 6 cuerdas (sí, el primer bajo de 6 cuerdas de la historia data de esa fecha, afinado de Mi a Mi, una octava por debajo de la guitarra).

La  marca ha tenido varios altibajos en cuanto a su producción y de hecho llegó a desaparecer hasta que finalmente resurgió en los años 90. La producción actual se realiza en una pequeña fábrica de Corea del Sur y tenemos que decir que los acabados son impecables y de hecho sorprende la calidad global para el precio que tienen estos instrumentos. Prácticamente todos los modelos que fabrica Danelectro a día de hoy, con algunas excepciones, son reediciones de los modelos míticos que la marca produjo en aquellas décadas de los ‘50 y ’60.

 

Danelectro ’58 Longhorn Bass

’58 Longhorn Bass Reissue

Nos centramos hoy en el modelo más popular, es decir, el bajo de 4 cuerdas.

Con una construcción sobre un bloque central de contrachapado y tapa frontal y trasera de masonite (fibra prensada), el instrumento es tremendamente ligero y da en nuestra báscula un peso de tan sólo 2.8kg.

El puente aloja una silleta de madera que está perfectamente cortada para que el bajo tenga una octavación correcta.

El diseño del cuerpo de este modelo asemeja a una lira griega, pero más allá de la originalidad de la forma, esos dos cuernos largos (longhorn) y los cutaways súper pronunciados permiten un balance perfecto y a la vez un acceso sin restricciones hasta el traste 24. Un claro ejemplo de una forma que sigue a una función, pero que además es atractiva. Tener un bajo tan ligero, de 24 trastes y donde el equilibrio es perfecto (no cabecea en absoluto y se mantiene en nuestro regazo sin correa) no es algo habitual, desde luego. Ahí también ayuda la clásica pala tipo “Coke bottle” de dimensiones reducidas y el uso de clavijeros de guitarra muy ligeros, los cuales funcionan perfectamente con cuerdas de escala corta.

Hablando de escala, en este caso el tiro de cuerda de puente a cejuela es de 29.75” así que la facilidad a la hora de tocar es tremenda. Otros bajos de escala corta como serían el Höfner tienen una escala similar y una cejuela también de 42mm pero una separación de cuerdas en el puente de sólo 14mm, lo cual requiere bastante adaptación. Por comparación, la separación de 17mm en el Longhorn nos parece mucho más cómoda y razonable.

Si bien asociamos esta escala a bajos de sonido vintage un tanto apagado y dulce, lo cierto es que este bajo tiene una respuesta de frecuencias mucho más amplia que otros bajos de estas dimensiones. Esto es fruto del uso de estas pastillas tipo Lipstick y su colocación en cierta posición del cuerpo que hace que cada una entregue un sonido muy diferenciado (la del puente incisiva y brillante, la del mástil cálida y llena), así como un sonido más actual al usar las dos a la vez que es cuando se produce una ligera cancelación de fase y por tanto obtenemos un sonido más “hueco”.

Incorpora controles de volumen y tono tipo stacked, es decir, un control de volumen y tono para cada pastilla, algo muy habitual en los bajos de la década de los ’50. En este caso el control redondo de abajo es el volumen de cada pastilla mientras que el de arriba (tipo “cabeza de pollo”) es un control de Tono. En el modelo original de 1958 la parte superior era de hecho un interruptor On-Off de cada pastilla pero esto demostró ser poco práctico y casi todo el mundo lo modificaba. Sin duda nos parece mucho más acertado que funcionen como controles de Tono individuales porque de hecho nos permite controlar el Tono de forma separada en cada pastilla, multiplicando así el tipo de sonidos.

Uno de los usos más habituales del Longhorn Bass fue el denominado “Tic Tac” Bass que se usó hasta la saciedad en grabaciones en Nashville en la década de los ‘50 y ‘60 y que consistía en doblar las líneas de contrabajo con uno de estos bajos (ya fuera el de 4 o el de 6 cuerdas) usando una púa y apagando las cuerdas con la palma de la mano; de ese modo el contrabajo aportaba la profundidad y definición, mientras que por su parte el Longhorn tocado de ese modo resaltaba el ataque de la nota pero con un sustain muy corto. La suma de ambas pistas otorgaba a las canciones una base rítmica muy equilibrada y que además facilitaba que se escucharan las líneas de bajo en cualquier radio o transistor por pequeño que fuera su altavoz. Sencillamente genial. Lo cierto es que antes de que el bajo Fender se convirtiera en el estándar de la industria, el bajo Danelectro era el instrumento de moda y dominó en la escena de la grabación (especialmente películas y anuncios de TV).

 

Danelectro ’58 Longhorn Bass, trasera

En uso

A fuerza de repetirnos, no nos cansamos de decir lo sorprendente que resulta tener en las manos un bajo de menos de 3kg de peso. Si unimos eso a las dimensiones del mástil y el equilibrio perfecto, estamos ante uno de esos instrumentos que sencillamente te apetece agarrar y tocar en cualquier momento.

Hemos hecho una serie de pruebas para completar esta review y lo cierto es que estamos sorprendidos por la calidad de sonido, pero sobre todo por la enorme amplitud de registros que el Longhorn nos brinda.

De entrada, hemos intentado recrear ese clásico sonido Tic Toc y lo hemos conseguido a la primera. Para hacerlo más fácil, en lugar de tener que apagar las cuerdas con la palma de la mano hemos usado una de las sordinas Grosmann The Mute que analizamos en el anterior número de Bajos y Bajistas. Y para completar el experimento, hemos puesto un juego de cuerdas lisas de escala corta a nuestro bajo de prueba y hemos probado diferentes púas. El resultado no podría ser mejor: “Instant Tic Tac Bass”.

El cambio de cuerdas entorchadas a lisas también nos parece un acierto, sobre todo a la hora de conseguir sonidos clásicos, pero lo cierto es que el bajo funciona de maravilla con cualquiera de los dos tipos. Ahí lo mejor es que cada uno pruebe y decida qué le va mejor. Eso sí, recuerda usar cuerdas para bajos de escala 30” porque si usas cuerdas normales y las cortas a medida, la parte que entra en las clavijas será demasiado gruesa y podrías dañarlas, al menos la del Mi y la del La.

Si has visto recientemente a la banda italiana Maneskin te habrás dado cuenta de que la bajista Victoria de Angelis usa uno de estos bajos. Esto aparte de darle mucha popularidad al modelo ha hecho que numerosos bajistas pasen de considerar este instrumento como algo raro y especializado en un bajo que puede afrontar cualquier estilo, Rock incluido, con garantías. Estamos seguros de que esta bajista (y la repercusión mediática de su banda) es en parte responsable del tremendo éxito de este instrumento. Desde luego ha hecho que muchos lo descubran y otros pasen a considerarlo una opción por primera vez, y eso siempre es bueno.

En las pruebas que hemos hecho, nuestro sonido favorito ha sido el de la pastilla del mástil sola, con el tono recortado a la mitad o un poco menos, el uso de la sordina Grosmann y una púa de 1mm o más. Se trata de un sonido cálido pero definido que invita a tocar todo de otro modo y resulta tremendamente inspirador. Sólo por eso creemos que ya merece la pena, pero por supuesto la cantidad de sonidos posibles es enorme y lo mejor es que todos son de calidad.

 

Danelectro ’58 Longhorn Bass, detalle talón

Con cuerdas entorchadas y un ampli de válvulas o un previo que simule esa sonoridad, estamos ante un bajo que suena realmente grande y potente pero siempre definido, incluso con el tono prácticamente a cero.  A veces nos daba la sensación de estar escuchando un Fender Precision (pastilla del mástil sola) o bien un bajo de corte moderno (ambas pastillas).

En resumen, un bajo comodísimo, muy fácil de tocar, peso pluma y con una variedad de sonidos que sorprende. Te recomendamos que pruebes uno cuanto antes porque te vas a sorprender.

Por cierto, por este precio lo normal sería esperar un instrumento hecho en China, pero en realidad está hecho en Corea, lo cual es sinónimo de una calidad más alta. Nos alegra comprobar que además de ser un  bajo que revive a un clásico, ha salido al mercado con un precio realmente bueno y una calidad más que notable.

Texto y fotos: Joaquín García

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