Revista de Bajos

Vigier Passion IV Bass Black Diamond

 

Un poco de historia

La firma francesa Vigier lleva varias décadas en el sector de los instrumentos musicales desde que creara una cierta revolución con sus diseños originales, el uso de la fibra de carbono y la ausencia de alma en los mástiles de sus bajos y guitarras, así como el uso de pastillas, electrónica y herrajes propios. Digamos que es el típico caso donde para Patrice Vigier, su fundador, no había componentes comerciales lo suficientemente buenos como para crear los instrumentos que tenía en mente.

Varias décadas después y tras diferentes cambios de distribución en nuestro país que de hecho hicieron que no se pudieran conseguir durante un tiempo, por fin vuelven a estar disponibles de la mano de Perlan Iberia, una joven empresa de importación que distribuye Vigier en España desde 2019 y que nos ha enviado este imponente Passion IV en acabado Black Diamond para que escribamos una review para Bajos y Bajistas.

El plazo de entrega de nuevos instrumentos es de unos 9-12 meses según modelos, algo que indica que siguen haciendo la cosas poco a poco y del mejor modo posible.

Los dos modelos clásicos de bajos Vigier siempre han sido el Passion y el Arpège. La diferencia fundamental es que el Passion tiene sus dos pastillas bastante cerca del puente, mientras que en caso del Arpège están un poco más distanciadas. En todos estos años ha habido cantidad de variaciones sobre los modelos originales y en esta su última versión (Series IV), Vigier aprovecha su enorme experiencia y la disponibilidad de nuevos y mejores componentes para crear los que probablemente son los mejores instrumentos que han creado hasta la fecha

Algo que siempre ha caracterizado a estos bajos es la ergonomía. De hecho para muchos bajistas estos son los instrumentos más cómodos del mercado. A esa sensación contribuye el hecho de que la escala es ligeramente más corta de la tradicional 34” de Fender, siendo en este caso 33,8” que es la que Patrice Vigier ha calculado como perfecta para la tensión y las notas que debe producir el bajo con las cuerdas al aire. La cejuela estrecha de 40mm y la separación de cuerdas en el puente de 18mm así como el bajo peso de tan solo 3.9kg contribuyen a esa sensación de tremenda comodidad.

Vigier Passion IV, trasera

Mástil y cuerpo

Si bien los mástiles de los primeros bajos Vigier eran totalmente de fibra de carbono, hace ya muchos años que esto cambió a lo que denomina 90/10 donde el 90% es de madera y el 10% de grafito. Patrice Vigier descubrió que con un 10% de fibra era suficiente para aportar la rigidez necesaria para sus mástiles, con la ventaja de que el 90% al ser de madera ofrecía un tacto más orgánico y también un sonido más natural y menos frío.

Otras marcas como Status Graphite también optaron en su día por el uso de fibra de carbono en sus mástiles y también eliminaron el alma ajustable, aunque luego acabaron incorporándola años más tarde. Sin embargo Vigier sigue fiel a su idea original.

Recordamos una conversación muy interesante con él en la ya desaparecida feria Musikmesse de Frankfurt hace unos años donde le cuestionábamos la ausencia del alma y él lo justificaba diciendo que un contrabajo no tiene tampoco alma ajustable en el mástil y que sin embargo si la curvatura del diapasón es la correcta para la tensión de las cuerdas que va a llevar, no es necesaria, argumentando además que el canal necesario para insertar el alma ajustable debilita el mástil y eso en si mismo es responsable del excesivo movimiento de los mástiles con cambios de temperatura y de humedad. Touché… nada que decir.

Lo cierto es que se trata de mástiles increíblemente estables y que permiten una acción muy cómoda y sin trasteos, simplificando además el proceso de los ajustes, los cuales en este caso se reducen a lo que puedas hacer en el puente. La verdad es que viendo lo bien que funciona todo en este bajo, uno no puede sino darle la razón a Patrice Vigier.

El cuerpo de este Vigier Passion IV está hecho de arce flameado y monta un mástil atornillado de arce secado de forma natural durante 3 años, sobre el cual tenemos un diapasón de phenowood con 24 trastes perfectamente pulidos y coronados. El puente consiste en cuatro piezas individuales, algo que tiene como objetivo que las vibraciones de las cuerdas sean lo más nítidas posibles y a su vez reducir al mismo tiempo la posible interacción entre ellas. El clavijero Schaller por su parte asegura una afinación impecable.

Algo que nos llamó la atención desde el primer momento es la ausencia total de puntos muertos. Ya sólo por esto este Passion merece la pena. No hay nada más frustrante que tocar las notas entre el Do y el Mi en la cuerda de sol y ver cómo desaparece el armónico fundamental de nuestro sonido. Esto es algo que pasa en prácticamente todos los bajos clásicos pero a este Vigier no le ocurre en absoluto, de modo que puedes tocar esas notas largas sin preocuparte de tener que buscarlas en la segunda cuerda. Bravo.

Vigier Passion IV, pala

Otro punto donde se nota la tremenda experiencia de esta gran marca es el apartado de la ergonomía, el cual a nosotros nos parece seguramente el más importante, ya que sólo a partir de una posición cómoda y de una ejecución sin restricciones podemos lograr una expresión musical óptima. Cuando te pones el bajo encima (sin correa, sentado), lo primero que notas es el perfecto equilibrio. De hecho, es un instrumento que no cabecea en absoluto y se queda en tu regazo incluso quitando ambas manos de él. Además, la mano izquierda encuentra las notas en el mismo sitio que si estuvieras tocando un Fender de toda la vida, y esto nos parece vital. No tanto por la costumbre sino porque está demostrado que esa posición es la más cómoda para la mano izquierda. Algunos bajos de diseño “moderno” tienden a desplazar el mástil más hacia tu izquierda, de modo que llegar a los primeros trastes se hace más complicado e implica un estiramiento mayor, algo nada deseable. Aquí todo está al alcance de la mano del modo más cómodo posible.

Nos gusta también la incorporación del Traste Cero, algo que viene de la tradición alemana pero que Vigier también ha adoptado. Como ya hemos dicho en varias reviews anteriores de bajos que vienen con traste cero, las ventajas son que las cuerdas al aire suenan igual que las pisadas (la nota nace siempre de un traste) pero sobre todo que permite lograr la altura exacta de las cuerdas en los primeros trastes. Una cejuela con los surcos demasiado profundos produce ruidos extraños; si por el contrario la cejuela está demasiado alta y/o las cuerdas no asientan bien, entonces quedan altas y se hace más difícil tocar en las primeras posiciones y además al tener que ejercer más fuerza al pisar, las notas de los primeros trastes quedan ligeramente más altas de afinación, algo siempre indeseable, por supuesto.

Otros detalles de calidad son la salida en Jack Neutrik con bloqueo que evita que nuestro cable se desconecte al pisar el mismo accidentalmente.

Electrónica

En cuanto a la electrónica, se han usado dos pastillas propias y tenemos un previo de 3 bandas también hecho por Vigier con EQ de Graves, Medios y Agudos y que funciona a 18 Voltios para tener más headroom y garantizar así la ausencia de saturación incluso cuando potencias los graves a tope y atacas la cuarta cuerda con ganas. Sencillo, fácil de usar y tremendamente efectivo. En los instrumentos de Serie 3 Vigier había optado por componentes digamos más estándar (pastillas y circuito Delano, por ejemplo), pero nos satisface ver que vuelven a apostar por sus propias pastillas y circuito porque de hecho son excelentes.

La respuesta de frecuencias de estas pastillas es tremendamente amplia y la ausencia de ruido es total. En un primer momento puede parecer que los agudos dominan un poco el sonido pero eso es sólo por esta mayor amplitud de frecuencias. Los graves y medios naturales que exhibe el bajo son perfectos, así que si quieres obtener un sonido más clásico tan solo se trata de recortar un poco los agudos con el potenciómetro correspondiente y entrarás en un terreno más familiar pero a la vez tremendamente definido y claro. Esta claridad extra hace que las notas parezcan saltar del bajo y que nuestras líneas suenen más ágiles y se entienda mucho mejor toda la información musical, sobre todo cuando hacemos acordes, dobles notas o en general líneas con mucho movimiento. Es un sonido que sin duda invita a explorar todas estas técnicas pero que afortunadamente también se comporta de maravilla tocando líneas tradicionales.

La señal es fuerte y limpia y cada nota se distingue perfectamente independientemente de la técnica que utilices. De hecho los bajos Vigier siempre se han caracterizado por funcionar bien con dedos, púa, slap, tapping, etc.

Vigier Passion IV, controles

Conclusión

Un bajo de gama alta tremendamente bien diseñado, comodísimo, con una paleta de sonidos de primera tremenda y la seguridad de que puede afrontar cualquier estilo con solvencia.

Evidentemente, el Passion es un bajo con un sonido propio que además no intenta imitar a otras marcas en absoluto. Si buscas un bajo con un sonido que te resulte inmediatamente familiar desde el primer segundo, quizás debas buscar otras opciones, pero lo cierto es que en cuanto pasas unos minutos tocándolo y disfrutándolo, es un bajo que cuesta dejar y que además le saca los colores a muchos de esos instrumentos clásicos que sinceramente parecen inferiores después de haber pasado un rato con este Vigier. A partir de ahí cada uno sacará su conclusión, pero si lo que buscas es eficacia, calidad de sonido y ausencia de ruidos, este bajo cumple con todo al 100%.

Si consideras la tremenda utilidad que ofrece este instrumento tanto al tocar solo como una banda, sumado a su increíble ergonomía, es muy posible que hagas como cientos de bajistas de los estilos más diversos e incorpores un Vigier en tu arsenal, el cual fácilmente podría convertirse en tu instrumento principal o directamente en el único, así de sencillo.

Nos encanta volver a ver que esta gran marca se distribuye en nuestro país. Si tienes ocasión no dejes de acudir a un distribuidor Vigier porque bien podrías encontrarte con tu próximo bajo.

Texto y fotos: Joaquín García

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