Revista de Bajos

Jackson Chris Beatie Signature

Jackson Chris Beatie Signature

Es la primera vez que abordamos un bajo de la marca Jackson en Bajos y Bajistas. También es la primera vez que tenemos en las manos un instrumento tan especialmente marcado hacia un tipo de sonido y de música. E igualmente, y como consecuencia de lo anterior, es la primera vez que hago una prueba sobre un instrumento completamente fuera de la órbita de los instrumentos que habitualmente estoy acostumbrado a tocar y escuchar y con el nombre de un bajista que no conocía hasta ahora porque está enmarcado en una corriente musical en la que no estoy nada versado. Y tengo que decir que este reto de novedad y desconocimiento me atrajo desde el primer momento y me ha hecho disfrutar enormemente descubriendo “otros mundos”.

Es posible que tanto el nombre de Chris Beattie como el de Hatebreed, su banda, no estén en el directorio musical de muchos lectores, porque se trata de una banda de metalcore o hardcore punk (espero estar acertando en la definición), que lleva rulando desde 1994, y que por su estilo musical goza de gran popularidad entre los seguidores de esa música pero probablemente sea desconocida para muchos músicos a quienes estas tendencias no les gustan o simplemente no les interesan. Ahora bien, dentro de su género son punteros y con ventas millonarias. Baste decir, por ejemplo, que en 2004 fueron nominados al Grammy de mejor interpretación de banda de metal.

En la otra cara de la moneda tenemos a la marca Jackson, asociada desde sus inicios a guitarras “heavy” y metaleras y cuyos bajos ocupan un lugar importantísimo entre los bajistas de estos estilos que van más allá del rock genérico. Como veremos más adelante, bajos para dar caña sin parar.

El bajo está fabricado en Japón, lo que es sinónimo siempre de calidad y garantía de estar ante un instrumento meticulosamente fabricado, cuando menos a la altura de los instrumentos hechos en USA o en Europa, si no mejor.

El primer contacto

Nada más cogerlo, el bajo ya nos da la sensación de estar ante un instrumento de rango profesional. Visualmente, el acabado en negro satinado es muy atractivo, incluyendo el mástil en su totalidad por el reverso. La forma del cuerpo, la ya clásica forma de la pala Jackson y la incrustaciones que decoran el diapasón hacen que entre por los ojos, que sea un bajo de esos que llaman la atención por- que son especiales. El ejemplar que nosotros probamos tenía un peso bastante módico, incluso tirando a ligero: 3,80 kg.

En primera instancia, como siempre hacemos, nos dispusimos a tocar un poco con el bajo “a pelo”. Esta primera impresión al poner las manos sobre él es muy valiosa para mí, porque establece un contacto físico al tacto y al oído que no está mediatizado por nada y que nos sitúa ante las sensaciones más fundamentales que transmite el instrumento.

Jackson Chris Beatie Signature

El mástil no es que sea cómodo, ¡es lo siguiente! La mano izquierda se desliza con suma facilidad por el mástil satinado en negro, la forma del perfil es perfectamente abarcable con la mano, sin necesidad de esfuerzo ninguno. Desde luego, este mástil es un innegable aliado de la rapidez de ejecución con la que cada uno sea capaz de tocar. Más sensaciones físicas: trastes de gran tamaño (contribuyendo así a la contundencia sonora con la que está concebido este instrumento), magnífco equilibrio tanto tocando sentado como de pie sin cabecear en absoluto y acceso muy fácil a los trastes más agudos del diapasón (del traste 20 en adelante).

En cuanto al sonido natural sin amplificar, es uno de los bajos más evidentes que nunca hemos probado. Quiero decir con esto que su escucha “al natural” ya anticipa que estamos ante un bajo de alta sonoridad, con unos agudos y unos graves que saltan del diapasón con manifiesta claridad.

Construcción

El Jackson Chris Beattie es un bajo atornillado, con cuerpo de aliso y mástil de arce, enmarcado dentro de la forma de cuerpos de la serie Concert TM Bass de Jackson. Nos ha llamado mucho la atención que a pesar de las maderas utilizadas para su construcción, aliso en el cuerpo y palosanto en el diapasón, que son las maderas de los tonos “redondos y cálidos” por excelencia (por ejemplo en los Precision de los 60), la sonoridad natural del instrumento es mucho más agresiva y potente de lo que cabría esperar. Hay algunos elementos que influyen para ello: los trastes de acero de gran tamaño, la cejuela de grafito que prolonga el sustain y confiere matices metálicos a la resonancia, y por último al acabado aplicado, que varía sustancialmente el timbre de las maderas en la dirección pretendida al diseñar el instrumento.

Todos los herrajes son negros, como no podía ser de otra forma, los clavijeros típicos de la marca de tamaño “mini”. Todos los herrajes son de bajo peso y el puente se puede encordar tanto por carga superior como a través del cuerpo, añadiendo más posibilidades aún de sustain si optamos por esta modalidad, que es como viene de fábrica.

El acceso al alma es por la parte superior del mástil (me gusta esa disposición porque siempre es más cómoda que las de la parte inferior) y tuve la ocasión de comprobar que responde con enorme sensibilidad, ya que durante la prueba quise variar la acción del instrumento para ver si existían diferencias tímbricas de tocar con las cuerdas más altas o más bajas, y lo hice tanto ajustando la curvatura de mástil ligeramente como cambiando la altura de las cuerdas en el puente. Por supuesto, todo ello de forma leve y en un rango de variación poco pronunciado.

Jackson Chris Beatie Signature puente

El probar con distintas alturas de acción es algo que normalmente nunca hago cuando pruebo un instrumento, pero la idea me surgió a consecuencia del tamaño de los trastes. Me explico: al tratarse de un bajo para tocar con contundencia, la acción venía muy baja de fábrica y no es que trastease pero como los trastes son grandes y de acero, y yo no estoy acostumbrado a esta configuración de trastes, en ciertos momentos se producía una fricción que metalizaba aún más el sonido, sobre todo al tocar con púa. Por eso quise ver qué pasaba elevando la acción de modo que esa fricción de apoyo de la cuerda sobre los trastes se minimizase. El resultado fue una reducción del sonido metálico y una cierta pérdida de agudos, lo cual no digo que sea ni bueno ni malo, solamente digo que es otro de los ajustes de configuración a tener en cuenta en este bajo, que aumenta su versatilidad y que no siempre funciona de forma tan evidente en otro tipo de bajos.

Quiero significar por último que este bajo tiene el radio del diapasón compuesto, algo que se está generalizando en los bajos de gama alta dentro de las mejores marcas. Esto quiere decir que el diapasón tiene su curvatura máxima en la parte superior del mástil (hacia la cejuela) y esa curvatura se va aplanando a medida que avanzamos hacia la parte inferior (puente), de manera que donde el mástil es más ancho también es más plano el diapasón y de esa forma se hace mucho más cómodo y fácil de tocar.

Electrónica

Llegamos ahora al corazón más palpitante de este instrumento. Su electrónica está marcada también por lo que el bajo persigue desde el mismo momento de su diseño inicial: fuerza, pegada, contundencia, agresividad. Es un bajo activo, sin posibilidad de conmutarlo a pasivo. Las pastillas son dos poderosísimas EMG HZ Humbucking, cada una de ellas cumpliendo su función con un excelente despliegue de posibilidades tonales: la pastilla del mástil suelta unos graves profundos y con la pegada de una patada de mula y la del mástil es nasal y mediosa hasta decir basta, siendo fundamental ésta última para sobresalir en la mezcla, algo nada fácil en el tipo de bandas donde mayormente se va a utlizar este bajo, bandas donde el torrente sonoro suele ser abrumador. Ambas recogen muy bien la sonoridad natural del bajo.

Y por último el previo, alimentado por una pila de 9v, que cuenta con tres bandas (graves, medios y agudos) en configuración de realce/recorte y que es capaz de alcanzar la exageración tonal si llevamos los potes hasta sus extremos. Además, los imprescindibles potes de volumen y balance. No hay límites para esta electrónica, donde es posible alcanzar los graves más graves y los agudos más agudos.

La prueba la hice en un amplificador a válvulas, pensando en cerrar de este modo el círculo, ya que el poderío y la saturación de las válvulas serían el complemento ideal a la hora de sacudir un escenario. En concreto el nuevo Fender Super Bassman con una pantalla Fender Bassman 410 Neo que me facilitó Todobajos para la prueba.Jackson Chris Beatie Signature pala

Conclusiones

Después de pasar un par de horas tocando, explorando las posibilidades de la electrónica, probando a diversos volúmenes, tocando solo o con sobre playbacks en mi estudio, puedo afirmar varias cosas. En primer lugar que este bajo ha sido un descubrimiento para mí, porque se sale de los cánones convencionales, evidentemente diseñado para bajistas que se mueven en los terrenos del metal, punk, trash, heavy, etc. En segundo lugar decir que me ha sorprendido y mucho su comodidad, sobre todo la rapidez del mástil. Y por último, confirmar que es un bajo que, al filo de los 1.000 euros, es de lo mejor que en este momento se puede comprar en el mercado para cubrir profesionalmente este espectro musical, con un sonido a la altura de lo que se espera y se necesita para tocar en bandas de los mencionados géneros musicales. No te faltará pegada, ni te quedarás corto de ecualización, y tendrás toda la energía sonora del mundo como para plantar cara al resto de la banda. Te sobrarán graves y medios y agudos. Y por supuesto, con un “look” más que llamativo y propio de la estética que buscan muchos bajistas de estos géneros. Buen trabajo Jackson, buen trabajo Chris Beattie.

Jerry Barrios

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