Revista de Bajos

Diseño del bajo: ¿estética o función?

El diseño está presente en cualquier aspecto de nuestras vidas, por sencillo que sea, desde una simple cuchara cuando comemos algo hasta el sofá donde nos sentamos a mirar la televisión.

Miremos donde miremos el diseño, en cualquiera de sus disciplinas, transforma y mejora nuestras vidas de forma invisible y casi imperceptible. Es sin duda alguna una disciplina de gran peso específico dentro de lo que llamamos “artes” y pieza fundamental de nuestro estilo de vida actual.

 

Cuando hablamos de diseño siempre me gusta distinguir entre lo que yo llamo diseño funcional y diseño artístico. El primero está pensado para satisfacer unas necesidades concretas de comodidad, utilidad y facilidad de manejo, dando por tanto más importancia a la función para la que se ha diseñado un objeto. En cambio el diseño artístico responde a la necesidad de un artista de plasmar, de la forma y en el soporte que sea,  un talento y creatividad por pura necesidad personal.

Seguramente cualquier diseñador con el que hablemos nos dirá que lo realmente difícil es conseguir unir esos dos mundos en un solo objeto. Algo que sea bonito a la vista pero que cumpla la función para la que fue diseñado, que sea práctico y estético a la vez. Y en el caso de los constructores de instrumentos también nos encontramos con este dilema todos los días y creedme si os digo que por fácil que parezca, llegar a un buen diseño nunca es tarea fácil. Hay miles de parámetros que medir y aunque siempre se empieza por un prototipo inicial, nuestro diseño siempre evoluciona con nosotros, con lo que pensamos y respiramos día a día.

 

Así comienza a plasmarse un bajo de luthier

En el caso del bajo eléctrico o de cualquier objeto, es siempre interesante echar la vista atrás para ver de dónde venimos y como muy diversos personajes nos han ayudado a evolucionar nuestro instrumento y su diseño en tan poco tiempo. Solo así entenderemos el porqué de algunos diseños y porque hay cosas que han funcionado y otras no tanto.

Para encontrar un instrumento lo más parecido posible en sonido a nuestro querido bajo debemos remontarnos ni más ni menos que al siglo XV con la aparición de la viola de gamba. Ya en los siglos posteriores veremos la aparición del contrabajo y de aquí hasta las primeras décadas del siglo XX cuando empezaremos a ver instrumentos que aun queriendo imitar en sonido al contrabajo, nos darán las pistas de hacia dónde evolucionara nuestro diseño.

En la década de 1920-30 gente como Lloyd Loar, Paul Tutmarc , Gibson o Rickenbaker empezaran a experimentar con el diseño del contrabajo para hacerlo más funcional, más manejable para los músicos y también más audible para el público y el resto de la banda. Serán instrumentos más pequeños, compactos y que todavía se tocaran de forma vertical. También empezaran a incorporar las primeras pastillas eléctricas ya que de forma paralela veremos nacer la industria de la amplificación.

Estos primeros pioneros de nuestro instrumento darán lo que yo llamo el paso intermedio entre el contrabajo y el bajo moderno. No en vano, muchos historiadores americanos consideran a Tutmarc el verdadero padre del bajo eléctrico, en contra de lo que muchos creíamos hasta ahora. Pero el paso definitivo lo tenemos con la aparición a escena de Leo Fender, quien recogerá y mejorara todas esas ideas para dar forma definitiva al bajo moderno.

Si aplicamos esta evolución del diseño al bajo eléctrico nos daremos cuenta que hay diversos aspectos a tener en cuenta a la hora de diseñar un nuevo instrumento y que son fundamentales para tener éxito. A continuación os damos unas pistas para ver si estamos delante de un buen diseño o no. La lista es muy larga así que nos hemos concentrado en los más importantes a nuestro parecer y siempre partiendo de la idea que no todo el mundo entiende un buen diseño de la misma manera.   

Una de las cosas más importantes que debemos tener en cuenta en nuestro instrumento es el balance. Si tenemos un mástil demasiado pesado el bajo tendera a caer del lado de la pala y en consecuencia cuando toquemos tendremos que mantener el bajo en equilibrio al mismo tiempo, suponiendo una sobrecarga para nuestros músculos. Para solucionar este problema muchos fabricantes optan por montar clavijeros ultraligeros u otra solución más interesante es situar el enganche de la correa justo a la altura del traste 12. Este punto, el traste 12, el en teoría el punto central de equilibrio de todo instrumento. Decimos en teoría porque también depende de lo grande que sea el cuerpo y la forma y disposición de sus cutaways.

 

Trabajando en la construcción de un puente para un Lorita Bass

El peso del instrumento, aunque depende de qué tipo de maderas usemos, también está ligado al diseño. Si usamos maderas muy pesadas para nuestro instrumento se verá perjudicada la comodidad del mismo y por tanto la ergonomía. Así que es recomendable usar maderas más ligeras y resonantes. Nuestra espalda nos lo agradecerá y el sonido también, ya que conseguiremos mejores resultados a nivel acústico.

El balance junto con el peso determinara en buena medida la ergonomía del instrumento. La comodidad que sentimos al tocar con él. Si no cumplimos unos mínimos requisitos de peso y balance, el músico no se va a sentir cómodo y por tanto nuestro diseño habrá fallado porque no será funcional. No funcionara para el músico.

Otro punto clave es la disposición y número de controles que tiene un instrumento. Muchas veces vemos grandes instrumentos con tal número de controles que ni el propio músico es capaz de decir para que sirven. Muchos de ellos ni tan siquiera los usamos y si además añadimos una mala disposición el problema se hace mayor. No todo el mundo tiene las manos igual de grandes y por tanto no todos los instrumentos están pensados para todo el mundo. En este apartado la máxima debería ser: menos es más. Y si por cuestiones personales queremos un instrumento con el mayor número de controles, deberíamos pensar en una disposición lo más lógica posible sobre el instrumento.

Un buen acceso a los últimos trastes también debe ser prioridad en un buen diseño ya que muchos músicos usan esos registros agudos y por desgracia su acceso se hace difícil en muchos diseños actuales. En el caso de los bajos bolt-on el acceso es más difícil ya que justo en esa zona tenemos el encaje del mástil y por tanto la base del cuerpo se prolonga hasta esa zona. En cambio en los bajos neck-through o Set-in se puede lograr mayor comodidad ya que la transición entre cuerpo y parte posterior del mástil en más sutil.

Una buena instalación de alma y trastes nos ayudara a ajustar bien el instrumento a la altura deseada. En este punto hay que optar por materiales de primerísima calidad ya que son parte fundamental del instrumento. El alma en concreto es una parte que recibe una gran presión y además de forma constante, por lo que los materiales deben poder soportar esta tensión constante. Lo mismo pasa con los trastes, que reciben nuestros golpes a diario. Una buena aleación les ayudara a aguantar mejor el paso del tiempo y a reducir el mantenimiento.    

Si tenemos todos estos aspectos funcionales del instrumento bien controlados, es hora de pasar a los aspectos estéticos. Pero aquí siento deciros que no os puedo ayudar ya que  entramos en el terreno de los gustos personales y las preferencias estéticas o de diseño de cada marca o luthier. Lo más importante es quizás que os sintáis a gusto con la estética del instrumento en general, que sintáis ese feeling que muchos hemos tenido al tocar un instrumento por primera vez. Y si además es cómodo, está bien balanceado y todo funciona  correctamente pues estaremos sin duda delante de un buen diseño. Si después es bonito o no eso depende ya de cada uno.

Xavier Lorita

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