Revista de Bajos

Behringer Toro Synth

La firma alemana Behringer nos tiene acostumbrados a productos de estudio y directo asequibles desde hace muchos años. Inicialmente se trataba a de una empresa que hacía material de audio profesional a precios digamos estándar hasta que en un momento decidieron crear una estrategia de venta novedosa en el sector que les permitió acercar todo este tipo de equipamiento a los bolsillos más modestos.

De esto hace ya más de dos décadas y desde entonces no han parado de crecer, ampliando su catálogo e incluyendo micrófonos, material para DJ’s, amplificadores,  pedales de efecto para guitarra y bajo y en los últimos años también instrumentos musicales.

A día de hoy Behringer es un gigante que ha adquirido empresas tan importantes como Midas, Turbosound, Klark Teknik.

Volviendo al tema de los instrumentos musicales, aparte de alguna guitarra y bajo eléctrico para principiantes y varios teclados MIDI controladores, lo más reseñable que ha sacado esta marca son los sintetizadores. Esto no es casual, ya que Uli Behringer creó su primer sintetizador (denominado UB1) en 1977 con tan solo 16 años.

El mantra de Behringer es ““double the features at half the price”, es decir, “el doble de prestaciones por la mitad de precio”.

El primer sinte de la marca fue el Deepmind 6 y supuso toda una revolución por sus enormes prestaciones y un precio de venta de poco más de 600€, algo increíble. A partir de ahí han ido saliendo al mercado una serie de sintetizadores crónicos que imitan casi a la perfección a modelos de marcas tan prestigiosas como Moog (Poly D), ARP (Odyssey), Korg (Monopoly), Roland (MS-1, VC-30, TD-3), CAT, Solina y algunos más.

Más allá del debate de si es aceptable o no recrear dichos aparatos a un precio tan popular, la verdad es que al igual que ocurrió con el material de Audio en los 90, esto ha permitido que miles de músicos de todo el mundo tengan acceso a productos con esa esencia sin tener que gastarse el dineral que cuestan los originales, sobre todo porque además el status de instrumentos “vintage” ha multiplicado los precios de mercado en los últimos tiempos hasta alcanzar cifras desorbitadas.

 

 

Behringer Toro, trasera

Uno de los últimos sintes en incorporarse al catálogo de Behringer y que hoy analizamos para Bajos y Bajistas es el módulo denominado Toro. El nombre no es casual, por supuesto, ya que es la versión de Behringer del mítico Moog Taurus, un sintetizador analógico monofónico creado en su primera versión en 1975 que incorporaba una octava completa en formato de pedal.

Las posteriores versiones Taurus II y III añadieron más notas (18 en el modelo II de 1981) o memorias de usuario (modelo III de 2010). La finalidad de este sinte era permitir a cualquier músico tocar los bajos con el pie mientras tocaba otro instrumento. Algunos usuarios notables han sido Rush, Yes, Genesis, Pink Floyd, U2, The Police y muchos más…

El Toro se fabrica en formato módulo, es decir, sin pedales, pero lógicamente se puede controlar añadiendo una pedalear MIDI de marcas como Roland, Doepfer, Crumar, Studiologic, etc. aunque lógicamente también puedes acceder a él usando cualquier teclado controlador o hacerlo funcionar como un puro módulo conectado al DAW de tu ordenador.

El hecho de analizar un sintetizador como este en una revista especializada en bajos tiene todo el sentido del mundo porque como ya habrás notado en conciertos y festivales, cada día son más los bajistas que incorporan un sinte para hacer partes de bajos en algunos temas enteros o bien en fragmentos con la finalidad de aportar un sonido que nuestro instrumento habitual no es capaz de ofrecer.

En la parte técnica se trata de un sintetizador monofónico que incorpora dos osciladores analógicos (VCO’s) con forma de onda de diente de sierra (sawtooth), de modo que puedes combinar ambos osciladores y afinar cada uno dentro de un rango de 5 octavas (lo cual significa que sirve igualmente para sonidos solistas o melodías) o bien ponerlos en unísono y desafinar ligeramente uno de ellos para conseguir un sonido enorme.

Una vez creado el sonido con los osciladores todo pasa por el filtro LFO el cual incorpora controles de resonancia y envolvente (este con ataque y decay ajustables).

El LFO se encarga de obtener el timbre que buscamos, pudiendo ir desde un sonido muy denso y apagado a uno súper brillante y afilado y cualquier punto intermedio. El último paso es el Envelope filter o filtro de envolvente con los habituales controles ADSR (Ataque, Decay, Sustain, Release), que controlan lo que tarda en arrancar la nota una vez pulsas una tecla en tu controlador (o pedal si estás usando una pedalera de bajos MIDI), el tiempo que se mantiene sonando la nota mientras sigues apretando la tecla o pedal y por último la cola de la nota una vez sueltas la tecla o pedal.

Para hacernos la vida más fácil, el Behringer Toro viene con tres presets de fábrica que han denominado Toro, Tuba y Bass que suenan realmente fantásticos. En el caso de estos tres presets los únicos controles posibles son el gran potenciómetro llamado Filtro situado a la derecha y los pulsadores Glide, Decay y Octave.

 

Behringer Toro

Afortunadamente tenemos también un cuarto modo denominado User variable que vendría a ser un modo Manual donde lo que suena se corresponde exactamente con la posición de todos los deslizadores, potenciómetros y pulsadores y que será el modo donde sacaremos todo el partido a esta unidad.

Otros controles que incorporaba el Moog Taurus y que nos van a permitir conseguir el sonido que buscamos son Glide (portamento), Decay (una cantidad fija de sustain tras la nota) y Octave (una por encima). Lógicamente en modo Manual podremos ajustar esto con más precisión, pero está muy bien tener esta funcionalidad al alcance de la mano (o del pie).

Y por supuesto tenemos el control Beat que se encarga de ajustar la oscilación o batido entre los dos osciladores. Genial.

Una característica heredada de los sintetizadores de los 70 y 80 son las entradas CV (voltage) que permiten acceder a una serie de parámetros y modificarlos por ejemplo con un pedal de expresión que se encargue de enviar ese cambio de voltaje.

En la época donde incluso el MIDI parece ya un lenguaje un tanto obsoleto y donde las máquinas se comunican por USB o incluso Bluetooth parece algo un tanto anacrónico ese tipo de control, pero ya que el Toro está recreando al clásico Taurus, nos encanta ver que han mantenido estas entradas.

Por ponerle alguna pega, quizás habría estado bien la posibilidad de almacenar presets de usario, pero eso habría encarecido el producto y lo cierto es que tiene encanto que estés viendo los controles en la posición donde realmente están creando el sonido.

Algo que indica el carácter analógico de este aparato es que Behringer recomienda encender el Toro 15 minutos antes de empezar a utilizarlo para que la circuiría analógica se caliente lo suficiente y alcance el rendimiento óptimo.

Lo cierto es que nos hemos pasado unos ratos estupendos manipulando todos los controles a nuestro gusto y lo mejor es que es realmente sencillo crear un sonido de bajo realmente enorme.

Si no te quieres complicar la vida, los tres presets de fábrica ya te van a dar unos sonidos muy utilizables que además puedes modificar con el control Filter, pero sin duda te recomendamos que uses el modo manual y empieces a experimentar. Incluso si no tienes experiencia previa con el manejo de sintetizadores analógicos, la verdad  es que es muy sencillo manejar esta unidad. Es decir, con un tiempo de experimentación realmente breve ya consigues resultados espectaculares, y eso es muy de agradecer.

Conclusión

Si en tu banda o proyecto necesitas incorporar la profundidad, calidez o agresividad de un sinte de bajos analógico y tu presupuesto no es muy alto, te recomendamos que eches un vistazo al Behringer Toro porque a día de hoy es una de las mejores opciones y, como siempre, por un precio realmente increíble.

Joaquín García

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