Revista de Bajos

Booster y buffer

Elevador y Regulador. La traducción literal de ambos conceptos nos indica vagamente el cometido de este tipo de pedales, pero ¿cómo actúan y cómo podemos sacarles todo el partido a estos efectos?

Booster

Simplificando, podemos decir que un booster es un pedal que nos permite elevar – de modo regulable – la amplitud de la señal que le introducimos y, por tanto, aumentar el volumen final que obtenemos. Esta definición genérica se queda muy corta si la comparamos con las posibilidades que nos ofrecen este tipo de dispositivos.

Sobre el papel, la única variación que encontraríamos al colocar un booster en nuestra cadena de efectos sería poder elevar a voluntad el volumen final que ofrece nuestro amplificador. Pero todos tenemos claro que un amplificador, especialmente cuando hablamos de modelos valvulares, responde de forma sustancialmente distinta en función de la intensidad de la señal con que le atacamos. Y ahí es donde un booster nos ayudará no sólo a sonar más alto, sino también a darle un carácter distinto a nuestro sonido final.

Existen multitud de formas de diseñar un circuito que actúe como “elevador”, pero todos han de cumplir dos requisitos fundamentales:

En primer lugar, deben tener un alto valor de impedancia de entrada, de forma que la señal que le llegue desde las pastillas de nuestro bajo pierda la mínima intensidad posible. Este punto tiene una excepción, como son los antiguos treble-boosters que funcionan con transistores de germanio.

En segundo lugar, debemos disponer de un potenciómetro que nos permita incrementar a voluntad el volumen de la señal amplificada. Opcionalmente, es común que los boosters dispongan también de un control de tono, generalmente un filtro pasivo de agudos – aunque existen modelos con controles más complejos –

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A la hora de emplearlo, podemos tomar varios caminos. El más obvio sería conectarlo en aquellos pasajes en los que el bajista necesita pasar a un primer plano en el contexto de una banda. Un solo, por ejemplo. Así, podemos dar un paso adelante sobre el escenario, presionar el switch mientras los ojos del público se concentran en ti y tener claro que van a escuchar lo que tengas que decir con tu instrumento a un volumen superior al que estabas tocando las partes rítmicas. Este aumento de volumen será aún más intenso si tenemos el pedal conectado a través del loop de efectos del amplificador. Debemos andar con cuidado al trabajar con boosters por el loop, ya que la subida de volumen puede ser excesiva. En mi opinión, sólo debe hacerse en aquellos casos en los que nuestro amplificador esté a muy alta ganancia, de forma que por más que amplifiquemos la señal que le llega por el input, no se obtenga una mayor respuesta de volumen.

Sin embargo, también podemos utilizar un booster para “conseguir el sonido”. En ocasiones, en función del lugar donde tengamos que tocar, no podremos subir el control de master de nuestro amplificador por encima de un valor dado, a pesar de no haber conseguido un sonido lo suficientemente “intenso”. Es en estos casos donde un booster nos puede solucionar la situación. Aumentando la señal que alimenta el amplificador, conseguiremos un sonido más aguerrido – o más saturado – incluso aunque obtengamos volúmenes relativamente bajos. Una gran herramienta para todo aquel que tenga que hacer bolos en lugares donde no se sonorice el ampli -y no le guste escuchar al técnico o dueño de la sala gritando que te bajes-. O, a pesar de los gritos, puedes hacerlo simplemente porque mejora el sonido.

Existen multitud de modelos de boosters aunque podemos diferenciar entre aquellos que tienen una respuesta lineal frente a la frecuencia (van a aumentar por igual el volumen en toda la gama de frecuencia) o los que dan una respuesta no lineal como los treble-boosters, que incrementan progresivamente las frecuencias más altas. También es cierto que los modelos han ido evolucionando de forma paralela a la tecnología. Los primeros diseños estaban basados en transistores de germanio, que fueron paulatinamente sustituidos por transistores de silicio y, más adelante, se emplearon también amplificadores operacionales.

Otra característica de los boosters (especialmente aquellos que son lineales) es que, aunque el resultado final en combinación con nuestro amplificador puede ofrecer un sonido altamente saturado, en realidad el circuito no debe generar ninguna “distorsión” sobre el sonido original del instrumento. Es decir, deben incrementar el volumen sin cambiar el tono original. El resto será trabajo de tu ampli.

Debemos tener en cuenta, sin embargo, que al aumentar una señal estamos de la misma forma incrementando el ruido de fondo. En el caso de los treble-boosters, al centrarse el incremento de volumen en las frecuencias más agudas, obtendremos un aumento del “hyss” o “soplido”. Cuidado con esto.

Buffers

Alguno se estará preguntando porqué hemos metido en el mismo artículo dos modalidades distintas de efecto. En realidad, podemos simplificar y decir que un buffer tiene exactamente las mismas propiedades que un booster lineal, pero con una relación de incremento de señal igual a 1. Es decir, un buffer debe tener una elevada impedancia de entrada para mantener la “pureza” de la señal original y mantener la intensidad de esa señal para que llegue al amplificador en las mismas condiciones.

Por ello, en la actualidad, se pueden encontrar en el mercado pedales que, de hecho, no tienen ningún control en su carcasa. No hay potenciómetros ni switches. Simplemente un jack de entrada y uno (o varios) de salida. Pero, ¿tanto se nota el empleo de un buffer?

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Como ya comentamos en el número 6 de Bajos y Bajistas cuando hablábamos de True Bypass en pedales, son muchos los efectos que llevan uno o más buffers en su circuito. En su momento ya dijimos que eso no era mejor ni peor, sino que su empleo debe amoldarse a nuestras circunstancias, especialmente en directo. Es por ello por lo que en la actualidad muchos guitarristas llevan un buffer al inicio de su cadena de pedales. De esta forma, aseguran la calidad de la señal a pesar de los metros de cable que se vean obligados a utilizar. Igualmente, esa señal no se verá degradada en adelante, siempre que el resto de efectos mantengan una mínima calidad.

A pesar de la simplicidad de un circuito de este tipo, su empleo nos puede evitar alguna desagradable sorpresa en forma de “pérdida de tono”. Sin embargo, si no estamos hablando de profesionales que actúen en escenarios de grandes dimensiones, el empleo de este tipo de dispositivos puede no ser necesario, ya que la pérdida de señal será relativamente baja.

Esta decisión ha de estar siempre en nuestro oído y en nuestros gustos. Así que si crees que pierdes calidad en la señal de tu bajo, tal vez sea buena idea hacerte con un pedal de este tipo.

Habréis observado que en este artículo no hemos hecho referencia a ningún modelo en concreto y nos hemos limitado a hablar de forma genérica sobre las propiedades y los usos de los boosters y buffers. Esto es así porque un booster por si solo no debe marcar el carácter de nuestro sonido (de hecho, tan sólo debe variar el volumen). Por tanto, tendríamos que valorar las posibles combinaciones bajo-booster-ampli. Sería inútil explicar cómo puede afectar un modelo de booster en concreto a tu sonido. Así que no te quedes con las ganas y prueba uno…. A ser posible con tu equipo.

David Vie

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