Revista de Bajos

Orden de los efectos

Los bajistas disponen, hoy más que nunca, de una extensa oferta de efectos con los que ampliar su rango de sonidos. Hoy veremos algunos de las consideraciones que hemos de tener en cuenta a la hora de combinarlos y sacar el mayor rendimiento posible. Así pues, ¿cómo los debemos ordenar?

A la hora de abordar este problema, debemos tener en cuenta varios factores. El primero de ellos es que no existe un orden correcto. En función de los resultados que queramos obtener, formas distintas de ordenarlos pueden ser igualmente válidas. Y en segundo lugar, hemos de tener en mente que la posición es clave cuando combinamos varios pedales. Si los vamos a activar de uno en uno, es obvio que el orden no va a tener ninguna relevancia. Desde aquí vamos a tratar de daros algunas consignas que os ayuden a encontrar la forma ideal de organizar vuestra pedalera.

Entrando en materia, hemos de fijarnos –principalmente- en dos características de los efectos: la impedancia de entrada y su relación con la dinámica. Lo explicamos por partes:

La impedancia de entrada de un efecto marca su relación con la señal que le llega desde el bajo. Cuando un pedal tiene baja impedancia de entrada, funcionará peor cuanto más lejos esté de la señal “original”, es decir, de las pastillas. Por ello, estos efectos deberán ir en primer lugar en nuestra cadena. Ejemplos típicos son los fuzzes basados en transistores de germanio y los wah-wah´s antiguos que no disponen de buffer. Mucho ojo, ya que si los colocamos lejos del jack de entrada, podemos encontrarnos con pérdidas de señal importantes y con un funcionamiento anormal del propio efecto. Empleando esta característica en nuestro provecho, en ocasiones es interesante colocar un efecto con alta impedancia de entrada en primer lugar en nuestra cadena, de forma que minimizamos las pérdidas de señal derivadas del empleo de cables demasiado largos, por ejemplo.

La relación del efecto con la dinámica del instrumento lo explicaremos con un ejemplo. Imaginemos que empleamos un auto-wah (o cualquier pedal con un filtro de envolvente). El efecto responde en función de lo fuerte o flojo que toquemos el instrumento, modificando el sonido en mayor o menor medida. Si, simultáneamente, empleamos un compresor, el que lo coloquemos antes o después cambiará radicalmente el resultado. El compresor iguala la intensidad de nuestra señal, de forma que si lo colocamos antes que el auto-wah reduciremos la respuesta de este, ya que a efectos prácticos, la señal que le está llegando tiene menos rango de intensidad. Si lo colocamos tras el auto-wah, este podrá trabajar con todo el rango dinámico de nuestro toque.

Tradicionalmente, el compresor tiende a colocarse al comienzo de nuestra cadena de efectos. Esto es en general buena idea (siempre que no limite el funcionamiento de el resto de efectos), ya que si retrasamos su posición nos podemos encontrar con que, además de aumentar el nivel de nuestra señal, aparezca un incremento en el ruido de fondo. Esto es debido a que el compresor va a traer a un primer plano el posible ruido que generen los pedales colocados antes que él. Es conveniente ser cuidadoso, especialmente si empleamos distorsiones.

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Este mismo problema puede aparecer cuando utilicemos Booster para incrementar el nivel de nuestra señal. Al hacerlo, hemos de tener presente que aumentamos toda nuestra señal, lo que también incluye el ruido de fondo (bien la masa de nuestro instrumento o bien el generado por el resto de efectos).

Los efectos de modulación (chorus, phasers…) irían tras la compresión y/o distorsión, aunque en ocasiones se pueden conseguir sonidos interesantes variando este orden lógico. En último se colocarían los delays, para que la señal repetida lleve los matices que hayan podido añadir los efectos colocados previamente.

Como hemos comentado, tenemos múltiples opciones y es importante recalcar que no hay un orden correcto y otro incorrecto. Los pedales han de estar al servicio de nuestro sonido y ahí no hay leyes a seguir. Cualquier ruta puede ser buena para reproducir el tono que tenemos en nuestra cabeza. Otra consideración general que es interesante tener en mente es “menos es más”. Cuando combinamos el sonido de dos o más efectos, el número de combinaciones entre los parámetros de estos pedales aumenta exponencialmente y puede hacer difícil de controlar el sonido final. La suma de efectos en cascada no siempre va a dar un resultado efectivo y controlable. Piénsatelo bien antes de superponer los sonidos de varios pedales.

Un último consejo. Emplead los mejores cables a vuestro alcance para rutear la señal entre lo efectos. Evitareis problemas de pérdida de señal y de aparición de ruidos parásitos en el sonido final. Y, por favor, emplead un alimentador externo. Las pilas nos pueden dejar “colgados” en el momento más inesperado, contaminan el medio ambiente y son caras a largo plazo.

David Vie

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