Revista de Bajos

Pastora Andrades «Labudú»

Pastora es una cantante y bajista nacida en Algeciras en 1989 en el seno de una familia dedicada a la música y también bajista de Labudú grupo de fusión, entre el flamenco y la blackmusic, que surge en Madrid gracias al encuentro de cuatro músicos de referencia del panorama nacional.

Con el flamenco como raíz básica, le encanta fusionar músicas con las que se identifica. Es un buen momento para charlar con ella.

¿De dónde viene Pastora y hacia donde vas musicalmente?

Soy nacida en Algeciras y me crié en el barrio de la bajadilla. Vengo de una familia dedicada al flamenco. Mi padre y mi hermano guitarristas, mi madre cantaora, mi abuelo materno al que no tuve la suerte de conocer, Pepe el Sevillano, cantaor ecijano. La raíz que tengo en los centros de mi sangre es el flamenco.

De adolescente alrededor de los 12 años me empezó a interesar (como a muchos con esa edad supongo) la parte musical de rock, metal, hiphop… Nirvana por ejemplo fue un grupo que me marcó muchísimo. Me llamaba la atención lo simple de una rueda de acordes de quintas y sacar de ahí melodías maravillosas. ¡Y aún me sigue encantando!

Luego ya a la edad de 15, 16 años empecé a escuchar mucho funk, soul, neosoul, jazz, música brasileña… un largo etc. Por lo que musicalmente, nunca se a donde iré a parar. Me gusta una infinidad de estilos de todo el mundo. De todo aprendo. Para mi una de las cosas bonitas de la música es nunca saber a dónde te van a llevar, porque de repente descubres algo que luego te influye para siempre. Y eso te puede pasar con 10 años hasta con 50.

Pero lo que sí sé es que el flamenco siempre lo llevo en las entrañas.

¿Por qué elegiste el bajo como tu instrumento?

Como dije antes, en la etapa adolescente escuchaba mucho a Nirvana. Yo quería tocar esos temas y mi padre me regaló una guitarra eléctrica. Me dediqué a sacarme casi todo el repertorio de Nirvana, era como que mi sueño era ser Kurt Cobain.

A esa edad creo que todos estamos en una curiosidad por todo enorme, yo quería aprender todo: guitarra, batería hasta congas. Hasta que mi hermano, José Manuel León, en esa época empezó una gira con José el Francés. Ahí conoció al bajista que iba en esa gira, Martin Leiton.

Cuando lo vi tocar dije: yo quiero tocar como él. Me voló la cabeza el groove y el sonido increíble con el que tocaba (y toca) Martín. En ese momento yo tenía unos 16 años. A partir de ahí, ya me quedé con el bajo hasta ahora.

Me parece un instrumento que tiene la capacidad de darle la vuelta a todo lo que pasa en un tema. Aparte por las posibilidades tanto rítmicas como melódicas que ofrece.

Pero hablando de «bajo» en general, cambia un bajo cambia todo. Te cambia el color, da más alegría o más pena o más oscuridad… hay un detalle muy pequeñito en el Claro de Luna de Debussy (sin referirme al bajo como tal) que cambia el bajo de una acorde al final, solo pasa una vez, y eso resuelve toda la historia. Le da sentido a todo lo que ha contado antes.

 

Labudú en vivo

¿Qué le pides a tus líneas de bajo?

Soniquete. Puro y duro. Yo no soy una gran virtuosa ni muchísimo menos. Pero me encanta el groove, me gusta que tenga tocino. Y sobretodo que estén vivas, que se muevan dentro de la rítmica, que no sean rígidas. Siempre elasticidad. A mí me encantan las líneas de bajo que tiran «patrás», y que te hagan mover el cuello antes que la cadera. Y también que sean «cantables», que yo las pueda cantar antes que tocar.

En definitiva, tocar con el corazón.

¿Qué es el bajo para ti?

En mi caso, es la forma de expresión que no puedo expresar cantando. Hay una parte de mi cuerpo y de mi mente que tiene que salir por ahí, si o si. Disfruto cantar y disfruto tocar al mismo nivel. Y me encanta poder acompañarme a la vez que canto (dentro de lo que puedo). Como dije antes para mi el ritmo es base en la vida. El buen soniquete tanto en la música como en la vida.

¿Cuál es tu sonido favorito, tus bajos…?

Si hay un sonido de bajo que me pueda definir es el Jazz Bass. Digo eso sin tener uno. Pero ese sonido me encanta. A mi me gusta un bajo que ronquee. El sonido un poco rasposo, que gruña ronco a la vez que redondo, con pellizco brillante pero oscurito y gordo.

Espero algún día poder tener una joya de Jazz Bass de la época del 64. Ese si que es un viaje por hacer pero viaje de cabeza.

Ahora mismo tengo un Precision que le intercambié a mi padre por otro. Es mejicano de principios de los 80. Mi padre lo utilizaba para grabaciones en el estudio, y ahora es el que uso. Pesa poco y es muy cómodo. Y después de unos cuantos de retoques en el luthier, suena gloria. Nos llevamos bien.

¿Cuales son tus influencias, estilos musicales artistas…?

Como cuna Camarón y Paco de Lucía, Los Chichos, Las Grecas, Lole y Manuel, Ketama y un infinito etc.

Pero bajisticamente hablando, gracias a Leiton, conocí a Meshell Ndegeocello, bajista estadounidense increíble para mí. Ella fue la que me marcó la forma de tocar, como expliqué antes. Líneas de bajo muy «sencillas» teóricamente hablando, pero con un sentido rítmico casi inexplicable. He estudiado mucho escuchándola y sacando sus cosas. Y aún sigo tocando en los conciertos muchas cosas de ella.

Otro bajista que me encanta es el gran Pino Palladino, también Carles Benavent, Alain Pérez…

A parte de eso, admiro al mismo nivel y aprendo mucho de los bajistas que me rodean, como es Antonio Ramos «El Maca», Martin Leiton, el que me dio una clase no de bajo, si no de como ser feliz tocando. Y por supuesto Josué Ronkío, que me parece de los mejores músicos del panorama y con el que tengo la suerte de compartir proyectos en común.

Camilo Edwards fue el bajista que tocó en el mítico disco De Aki a Ketama, y me sé absolutamente todas esas líneas de bajo, cada detalle, no puede estar mejor tocado.

Como música en general me encanta la música brasileña, me inspira muchísimo. A parte de Neosoul (Erykah Badú, D’Angelo…)  jazz, r&b, música de la India… es un infinito etcétera.

La música clásica que me apasiona, Debussy, Chopin, Erik Satie… Un pianista actual que me apasiona es Tigran Hamasyan.

 

Pastora Andrades, manos

Hablemos de algunas cosas más personales, cosas favoritas por ejemplo, una ciudad…

Madrid me ha brindado (y lo sigue haciendo) muchas oportunidades que nunca hubiera imaginado tener. Sigo viviendo allí y no paran de pasarme cosas bonitas y emocionantes. Aunque el mar, es el mar y Algeciras la llevo siempre conmigo.

No puedo decir solo un lugar, aunque hay uno que yo llevo en el corazón y no lo nombro. Pero si me dices una ciudad, te digo el mundo.

Comida favorita…

Aunque la música alimenta el alma, el puchero de mi madre me suma los años de vida que el mundo musical a veces te quita.

Un artista

Julio Cortázar.

Un viaje por hacer

¡Pues hay muchísimos! Brasil y La India serían dos sitios a los que me encantaría ir. Pero si hay algo más cercano y donde me encantaría estar, en cualquier parte del mundo pero en medio de un campo de amapolas. Tienen un significado fuerte para mí, aparte de la belleza extrema.

¿Qué te aporta el mar?

Libertad. Aire nuevo en constante movimiento. Horizonte sin límite. Te lleva la mirada hasta el infinito. Constante cambio, las mismas olas nunca son iguales dos veces.

También vengo del estrecho, como bien sabe todo el mundo, entre dos aguas. Hace unión entre tres mundos. Dos continentes. Mezcla de culturas. Siempre suma a la vida.

¿Otra pasión aparte de la música

Me encanta el arte en general. Siempre me encanto dibujar (y lo sigo haciendo de vez en cuando).

De hecho hubo una época en la que «se suponía» que iba a estudiar bellas artes, cosa que mi madre (ellas lo saben todo) sabía que no iba a pasar porque me iba por el camino de la música. Pero me encanta la pintura, hay cuadros y artistas que me transmiten cosas muy locas. La literatura me apasiona.

Me gustan las cosas en general que me vuelan la cabeza. Adicción a la emoción. La realidad como tal no me gusta. Me gusta la que me invento. E intento vivir ahí el máximo de tiempo posible.

Háblanos de Labudú

Labudú nació de una forma muy natural y a la vez casual. En ese momento yo llevaba en Madrid unos 6 años, conocía a David Bao desde casi el principio de llegar. Tocábamos juntos en algunas jams y en formaciones que nos íbamos inventando.

Luego conocí a Juanma Montoya e hicimos algunas cosas en acústico haciendo versiones. Y por último coincidí en la grabación de «azules» De Diego Guerrero, a Josué Ronkío. Lo admiraba mucho desde hace años pero nunca coincidimos hasta ese día.

Casualmente al poco tiempo de eso me llamaron para abrir una jam session los martes en El Junco, que por desgracia ya echó el cierre. Hablamos para llevar esa jam los cuatro y hacer algo diferente a lo que ya había en la mayoría de las jams.

 

Pastora Andrades

Hacíamos versiones de Ketama llevadas al neosoul, Stevie Wonder llevado al flamenco… y tuvimos la suerte de tener por allí a músicos que admiramos mucho. Había un sonido propio ya que los 4 venimos del flamenco pero nos gustan muchos otros estilos en común.

Después de eso me ofrecieron hacer un tema propio para un canal de YouTube y decidimos grabarlo (Fugaz). Lo montamos la tarde anterior a la grabación y lo tiramos palante. Aunque en ese momento no había pretensión de hacer ni grupo ni disco.

También  decidimos que de ahí en adelante el grupo tendría dos bajos, no todo el tiempo, pero es un sonido curioso. Los temas cuando abren en vez de tirar para arriba se abren a los graves.

Después de eso vimos que el tema tuvo una buena aceptación y a nosotros también nos gustó el resultado, y decidimos seguir un poquito más. Hasta ahora han pasado 3 años y pico desde ese día y vamos a sacar el primer disco, que saldrá para la primavera, junto con las amapolas.

Ojalá podamos trabajar mucho y disfrutar de eso.

¿Qué proyectos tienes para este 2023?

Actualmente estamos finalizando portada y diseño del disco de Labudú, que si Dios quiere verá la luz en unos meses. A parte de eso me gusta compartir música con todo aquel que me proponga cosas. Me gusta hacer mucha música de todo tipo. Siempre y cuando todo tenga un sentido y un porqué.

No tengo nada cerrado en mente, pero hay proyectos que ojalá salgan adelante. Siempre a lo que venga. ¡Iré contando!

Octavio Valero

0 comentarios en Pastora Andrades «Labudú»

Deja tu comentario