Revista de Bajos

Pablo Martín Caminero

Hoy tenemos la suerte de entrevistar a un amigo y un músico que admiramos profundamente. Se trata del contrabajista Pablo Martín Caminero, quien ha sacado un rato para charlar con nosotros dentro de su apretada agenda. Esperamos que os resulte tan interesante leer esta entrevista como para nosotros ha sido realizarla. Y, por supuesto, te recomendamos encarecidamente que escuchas su música en plataformas, vayas a sus conciertos y le conozcas porque es toda una referencia del contrabajo actual.

Hola Pablo. Háblanos de tu formación como contrabajista clásico. 

Empiezo a tocar el contrabajo con 16 años. En esa época no había asignatura de contrabajo en el conservatorio de Vitoria así que empecé en Bilbao. Al año siguiente ya había profesor en Vitoria y pude continuar en mi ciudad. A los 19 fui a un curso organizado por Mauricio Sotelo en Sigüenza en el que el profesor Herbert Mayer de Viena daba clases.

Al finalizar el cuerpo me propuso continuar mis estudios en Viena. Hice las pruebas en la escuela superior de música de Viena y allá estuve cinco años haciendo la carrera. Estuve también tocando tres años en la JONDE pero yo ya tenia el instinto de que mis pasos iban más enfocados al jazz y músicas creativas que a la clásica.

También estudié Viola de gamba y Violone con José Vázquez de ahí que parte de mi actividad actual también tenga que ver con la música antigua. En esos años combinaba mis estudios en la escuela con asistir a jam sessions y tocar con la comunidad latina, mariachis sobre todo y con el grupo flamenco de mi amigo Michio Woigardt. Con Michio tocaba el bajo y con los latinos el contrabajo, y alguna vez el guitarrón.

De alguna manera conseguí terminar mis estudios en el 99 y me mudé a Madrid. Sin duda fue lo mejor que podía haberme pasado, una formación clásica muy estricta en la escuela y una formación muy libre fuera de la escuela.

Y respecto al Jazz y al Flamenco, ¿cómo has afrontado el aprendizaje?

Mi idea era que fuera de la formación clásica aprendería por mi cuenta, escuchando y dejándome guiar por el instinto. Pensaba que quizás iría más lento en el aprendizaje pero sería más original, tendría un leguaje más personal. Eso he intentado y eso intento.

En mi opinión la clave del aprendizaje de cualquier cosa es que realmente te guste, si enfocas la atención desde el disfrute y el amor a lo que escuchas entiendo que deja una huella más profunda en tu cerebro y tiendes a buscar esas sensaciones cuando tocas.

Hay mucha música que me ha emocionado profundamente y que he escuchado casi obsesivamente y sin duda a conformado mi manera de tocar. Creo que nos pasa a casi todos los músicos. Si quieres ser profesional tienes que tocar bien, está claro, y eso es una cuestión de tocar muchas horas muchos días muchos años. Por ahí pasamos casi todos.

 

Pablo Martín Caminero, foto Noah Shaye

Quizás la personalidad venga de la música que uno ama y a la que aspira a acercarse. Yo soy de Vitoria y de familia de no músicos. En mi casa no había fiestas por bulería por la noche ni jams de free jazz, no tengo esa tradición en la sangre. Pero he tenido la suerte de tocar muchos años con Gerardo Núñez y otros muchos flamencos, y he podido conocer el flamenco de muy cerca y tener grandes amigos en el flamenco. El flamenco no sólo es música o baile, es una manera de comunicarse, una cultura, y para mí es un privilegio haber vivido y entendido esa cultura.

Entiendo que el jazz es muy similar al flamenco en estos aspectos, pero eso no lo he podido vivir de primera mano. He tratado de entender esa manera de ver la música, de ver la vida a través de grabaciones, vídeos y libros, y claro, de la comunidad de jazz que me rodea.

El jazz ha pasado ya a ser un concepto, y cada país, cada comunidad tiene su propia manera de entender el jazz.

Está claro que viendo tu trayectoria profesional y discográfica, el adjetivo “ecléctico” te viene al pelo ya que lo mismo tocas flamenco como clásico/barroco y jazz, tres mundos aparentemente muy alejados entre sí en forma y fondo. ¿Estás igual de cómodo en esos estilos? ¿Cómo consigues cambiar de registro con tanta facilidad? Coméntanos en cuántos proyectos trabajas simultáneamente además de tu línea como líder.

Para mí más que sentirme cómodo con los estilos se trata de sentirme cómodo con las personas con las que toco. Y en eso soy un afortunado.

Como comentaba antes escuchado esos estilos, esas músicas con verdadero interés y afición, y tengo la suerte de tocar grandes músicos de esos estilos. Además de mis proyectos como líder (mi trío y mi quinteto) toco con varios proyectos que me apasionan:

Enrike Solinis y Euskalbarrokensemble en donde hacemos música antigua desde el prisma del maestro Solinis que todo lo bueno que podamos decir de Enrike es poco. En esta banda combino prácticamente todo lo que hago, toco pizzicato “groovy” que requieren muchas piezas sobre todo renacentistas de música popular y danzas y arco en polifonía vocal y piezas barrocas.

Moisés Sánchez Invention trío en que tocamos un visión muy personal de las invenciones de Bach a dos voces. Combínanos las líneas originales de Bach con electrónica, free, atmósferas, jazz… utilizo varios pedales.

Abe Rábade trío, que es más tradicional en la forma pero me tengo que dejar la vida en desentrañar el mundo musical de Abe que es una fuerza de la naturaleza a la hora de componer y tocar. Es posiblemente el proyecto más musicalmente exigente para mí.

Recital 2.0, a dúo con Daniel García Diego. Aquí conectamos con nuestra formación clásica e improvisamos sobre temas clásicos que nos encantan pero siempre desde la visión de estar tocando un recital de contrabajo y piano.

Bach y “Bach” junto a Antonio Serrano y Daniel Oyarzabal. Con Daniel toco desde los 16 años cuando empezamos tocando rock en un garaje. Seguimos investigando y en esta iniciativa de Daniel tocamos Sonatas de Violín de Bach con clave y contrabajo con cuerda de tripa en el que Serrano lo borda, como todo lo que hace el cabrón y en la segunda parte hacemos arreglos de fantasías compuestas por Daniel sobre temas de Bach pero usando un Fender Rhodes y contrabajo “de jazz”. Tratamos de hacer una primera parte de concierto muy barroca y una segunda muy jazz. Por así decirlo.

 

Pablo Martín

Pablo Martín Caminero, foto Marta Saiz

Tu trayectoria en el flamenco es larga, pero más allá de usar el contrabajo para acompañar, haces un uso del instrumento como voz solista, tomando el papel que normalmente asumiría el cantaor como ocurre en tu último disco “Al Toque”. ¿Qué te hizo tomar este camino? 

En cada disco que me propongo intento ponerme algunos desafíos para no bajar la guardia y seguir intentando aprender. El caso del “Al toque” ha sido de los mayores desafíos ya que acercarse a la guitarra flamenca que es uno de los instrumentos mas técnicamente complejos ha sido de locos. Transcribir es parte del nuestro trabajo y me resulta muy interesante acercarme al cante desde el contrabajo con arco.

Hay mucha riqueza en las melodías y en los melismas que te obligan a buscarte la vida para que, si no imitarlo, sí te acerques a la esencia musical. Ocurre así en el tema “Nacencia” de Manolo Sanlúcar en este disco o en “Blues para Gerardo Núñez” de mi disco “Bost” en el que estuve trabajando desde letras cantadas por Enrique Morente.

El flamenco es una fuente inagotable de recursos para los que no somos flamencos de nacimiento.

Tu discografía en solitario consiste en Doméstica (2005), El Caminero (2011), O.F.N.I. (Objeto Flamenco No Identificado) (2014), Salto al Vacío (2016), Bost (2020) y Al Toque (2021), ¿correcto? Además has colaborado en muchísimas grabaciones de los estilos más diversos. ¿Compaginas la actividad de sideman con la de liderar tus propios proyectos? 

Pues sí, claro. Soy autónomo y y te toco en un bautizo o en un cumpleaños si hace falta… Los contrabajistas somos sideman por naturaleza, somos acompañantes natos. A algunos nos gusta meternos en el lío de componer y tratar de montar proyectos que funcionen en directo desde el contrabajo.

Tengo claro que estoy haciendo en cada momento y me preparo lo mejor para ello. Mientras escribo estas líneas tengo en la cabeza que los próximos cuatro días toco dos conciertos de las Invenciones de Bach con Moises Sánchez, el espectáculo de danza de Ana Morales “En la cuerda floja” y “Al toque” con mi trío.

Evidentemente son programas que ya tengo en los dedos pero le voy dando vueltas a que tengo priorizar esta mañana cuando acabe de escribir esta entrevista (que te agradezco mucho, Joaquín). Al final es un trabajo que se basa sobre todo en la experiencia.

Liderar una banda e ir de sideman son dos energías distintas. En tu banda tienes que tirar del carro, tienes que dirigir, presentar los conciertos, generar buen humor… eres el responsable de que le experiencia llegue a buen término.

¿Usas los mismos instrumentos y/o cuerdas según el estilo que toques o prefieres tener algo adecuado para cada ocasión?

Como buen contrabajista soy bastante friki. Tengo cuatro instrumentos en activo (tres contrabajos y un violone que voy a estrenar en breve) y, dependiendo de a dónde vaya a hacer y lo que vaya a hacer, llevo distintas configuraciones.

Cuando voy a tocar música antigua suelo llevar cuerda de tripa. En algunos proyectos más “formales”, es decir, más fieles a la partitura empezaré a llevar el violone.

Con Solinis toco tripa pero hay mucho pizzicato groovy. Cuando vuelo llevo un travel bass de Juan Auray con cuerdas de acero, ya que entre que montas el contrabajo y tocas el concierto hay poco tiempo y tanto la tripa como el nylon necesitan mas tiempo para estabilizar la afinación.

Mi instrumento principal es, desde hace poco un vienés de Kanzian & Traunsteiner. Así que cambio de cuerdas a menudo, pero suelo tener Pirastro Perpetual puestas. Este instrumento tiene un sistema de cambio rápido de cuerdas que combina la maquinaria tradicional de un contrabajo con el sistema de chelos, violas y violines. En fin, me gusta ir probando distintas configuraciones en los instrumentos y llevarme sorpresas.

 

Pablo Martín Caminero, foto Noah Shaye

En tus discos el arco tiene casi tanto protagonismo como el pizzicato. Suponemos que esto viene de tu formación clásica ya que de hecho suele ser un recurso poco usado en otras músicas pero que sin duda abre enormemente las posibilidades sonoras ya que permite que el instrumento tenga otra voz y otra expresión. El hecho de que no se use demasiado el arco (salvo para alguna nota larga en intros o similar) probablemente tiene mucho que ver con la dificultad que entraña y que normalmente sólo se domina con una formación clásica de muchos años. O quizás se trata de un bloqueo o un “respeto” por parte de muchos contrabajistas que no vienen de ese entorno. ¿Cómo ves tú este asunto?

Parece que el arco es territorio de clásicos y el pizzicato de jazzeros, hablando así en general.

Son técnicas muy distintas que llevan a maneras muy distintas de tocar. La música “clásica” es música de partitura, se toca lo que pone, y casi siempre es arco. Es música por lo general sin groove, no lo digo como algo negativo, sino que es música que suele venir de la búsqueda concreta de un compositor o compositora y suele ser música en el que el tempo es muy flexible, hay mucho rallentando, accelerando, cesuras… no te ata a un tempo que lleva un conguero y un batería, por así decirlo.

La música de groove suele venir en su concepto de la danza, de un tempo fijo, un groove al que atarse para liberarse. Ese tempo funciona como una especie de mantra al que todos no acogemos. En las músicas de groove funciona el pizzicato naturalmente, ya que combina mejor la función armónica con la rítmica.

Me da la sensación de que muchos jazzeros al coger el arco suelen hacer los que harían con pizzicato pero con el arco. Con lo que suelen limitar el fraseo a notas cortas, como lo que harían con pizzicato.

Hay todo un terreno para nosotros para explorar con la parte melódica del arco dentro de la improvisación de solos, y eso es algo en lo que me gustaría trabajar en el futuro.

En cualquier caso, el arco y pizzicato son como dos instrumentos distintos y puedes pasar una vida entera desentrañando los misterios de cada una de estas técnicas.

En alguno de tus discos aparece también el bajo eléctrico pero casi de un modo anecdótico. ¿Tienes intención de usarlo más o estás más a gusto con el contra? 

No me veo como bajista. Y mira que me gusta y mira que empecé con la guitarra y con el bajo antes que con el contrabajo. No te puedo ni explicar lo que me gustaría tocar el bajo que sé yo, como Munir Hossn o alguien así, pero el contrabajo me resulta mucho mas natural. Al final la música está en la cabeza y todo es ponerse con lo que uno se proponga.

De momento y en mi experiencia, el contrabajo me da más placer y además no necesita electricidad… en cualquier caso ya sabes, Joaquín, que tenemos pendiente que te lleve un bajo para que me lo dejes perfecto, y quien sabe, igual es el comienzo de un nuevo idilio musical en mi vida…

En época de pandemia has montado tu propio estudio de grabación en Madrid. Háblanos de él y de qué uso pretendes darle, es decir, uso comercial o más bien personal.

Camaleón Music Studio es el proyecto de tres amigos, Noah Shaye, Shayan Fathi y yo. Es una larga historia como ha surgido la idea y la posibilidad, pero el caso es que nos hemos acabado metiendo en el lío y el estudio funciona muy bien. Tenemos un excelente piano de cola y cinco salas separadas. Y tenemos todo un sistema de luces para la realización de video.

El estudio lo vemos como una inversión, claro. Por un lado tenemos una amplia cartera de clientes, y por otro podeos hacer nuestros proyectos personales sin agobios de horarios y limitaciones. Imagina lo que eso es para mí, con lo que me gusta grabar discos… Así que el uso es tan comercial como personal. Nuestra intención ha sido hacer el estudio en el que nos gustaría grabar. Shayan además de un increíble batería y percusionista en un excelente técnico de grabación y postproducción de audio, y Noah además de un increíble batería de jazz es un excelente realizador de video.

Hemos hecho el estudio de nuestros sueños.

 

Pablo Martín Caminero, foto Marta Saiz

Dinos qué proyectos nuevos tienes en mente, tanto discográficos como de directo.

En 2023 voy a hacer una retrospectiva de mis temas. He sido invitado por la NDR Big Band de Hamburgo para hacer un programa con mis temas arreglados por el maestro Geir Lysne, que es el director artístico de la Big Band. Eso será en marzo de 2023. Así que he aprovechado para hacer un disco “Flrorilegio” en el que estoy aún trabajando, en el que vuelvo a grabar temas de mis discografía con músicos invitados y una banda distinta.

Me gustaría tocar directos con distintas bandas tocando este repertorio. Espero poder tocar el repertorio que haremos con la NDR con otras Big Band. No veo el momento de escuchar mis temas con la NDR Big Band…

Por otro lado, terminaremos de grabar el disco a dúo con Daniel Garcia Diego “Recital 2.0”. Espero mover mucho este proyecto, me lleva al límite de mis posibilidades. Hago muchas melodías con el arco, improvisamos sobre los temas… para mi es un proyecto soñado.

También saldrá el disco con Antonio Serrano, Daniel Oyarzábal que gira en torno a Bach. Es un directo muy especial en el que la primera parte es con clave y la segunda con teclados y Fender Rhodes. Ahí también utilizo todos mis recursos, predominando el arco en la primera parte y con el Pizzicato groovy en la segunda.

Y finalmente quiero proponerme mi próximo disco componiendo temas nuevos. Aún no sé si seguiré con la idea de componer para quinteto o si probaré una nueva formación, pero tengo muchas ganas de poner en marcha nuevas ideas.

También espero que mi faceta de sideman se expanda y tenga la oportunidad de tocar con muchos músicos a los que admiro y de los que aprendo.

Hoy en día los contrabajistas tienen cantidad de recursos para formarse en el mundo clásico y el jazz (conservatorios, escuelas de música, canales de Youtube específicos). Sin embargo nos parece que en el mundo del flamenco está casi todo para hacer. ¿No te has planteado crear un método o una serie de clases online dando algunas claves a la hora de incorporar el contra a esta música en lo referente al sonido, fraseo, ritmos, acentos…? Te lo preguntamos porque nos parece que hay un filón ahí y que muchos acogeríamos esa iniciativa con entusiasmo. 

¡Pues muchas gracias por la idea! Nunca he profundizado en la enseñanza. Creo que uno tiene que estar muy bien organizado para dar clases y yo no lo estoy. Hacer algo como lo que planteas creo que requeriría mucho trabajo, tiempo y esfuerzo y no sé si tendría energía para tanto.

Desde luego como autónomo que soy no descarto nada… pero como has visto en la respuesta anterior tengo bastantes proyectos que me ilusionan y van a necesitar de mucho tiempo.

En Enero empiezo como profesor en el master de flamenco de la escuela de Música Creativa de Madrid, pero aún no sé si tendré alumnos. La idea de montar algo online es muy atractiva, es una buena oportunidad de organizarte y aprender, sin duda, pero tampoco tengo muy claro qué y de qué manera podría yo enseñar. Ya te pillaré por banda Joaquín para hablar de esto en profundidad…

Muchas gracias por tu tiempo y por contarnos tantísimas cosas interesantes, Pablo. Dinos por favor cómo se te puede localizar

Gracias a ti, Joaquín, y a Bajos y Bajistas por darme la oportunidad de dar a conocer lo que hago en esta comunidad de bajistas. Me podéis encontrar aquí:

pmartincaminero@gmail.com

Joaquín García

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