Revista de Bajos

Fender Rumble 500

Que Fender nunca había ocupado un lugar tan destacado en la amplificación de bajo como el que le corresponde por ser la marca emblemática en la historia del bajo eléctrico es un hecho. Que en los últimos años se ha gestado una revolución en este campo con la aparición en escena de los altavoces de neodimio y los cabezales de reducido tamaño, sin que ello suponga una pérdida de calidad sustancial con respecto a los formatos tradicionales, es otro hecho. Muchas marcas no quisieron, o no supieron, prestar la atención necesaria a este profundo cambio de tendencia, pero los bajistas y el mercado mandan, y poco a poco todas han ido incorporando a sus catálogos productos con estas características de bajo peso y tamaño pequeño. Pero no todas lo han hecho a tiempo ni bien. Y que esta era una asignatura pendiente de Fender es otro hecho.

Pero todo llega y… ¡nunca es tarde si la dicha es buena! Para este año 2014 la marca de California ha presentado su nueva gama de cabezales, pantallas y combos Rumble. Con 6 combos, 2 cabezales y 2 pantallas, la serie Rumble nos ofrece un abanico más que amplio para poder encontrar un producto que se adapte a nuestras necesidades. En realidad el cambio con respecto a la serie anterior del mismo nombre es tan profundo que lo único que comparten es eso, el nombre. Por lo demás, poco o nada que ver. Esta nueva serie ha sido concebida partiendo de cero y con tres premisas fundamentales, puestas de manifiesto por Fender en su presentación de producto: suenan más alto, suenan mejor y pesan menos. Es evidente que Fender quería posicionarse con fuerza como una opción a tener en cuenta en esta nueva generación de amplificadores de bajo y no me cabe duda que está en vías de conseguirlo. Si es así o no, solo el tiempo nos lo dirá, porque de momento los Rumble apenas han llegado a las principales tiendas del país. Para esta prueba Fender nos facilitó el primer combo Rumble 500 llegado a España, el buque insignia de la serie en lo que a combos respecta.

Construcción

Seguramente antes de haber leído hasta aquí ya te habrás dado cuenta por las fotos de que también hay una decidida intención de la marca para que este sea un producto que los usuarios asocien con la imagen más “fenderiana”. Y para ello han vuelto a la tradicional estética del frontal de tela plateada y el logo clásico en su característica posición inclinada, como en la familia Bassman de los 60 y los 70, cuando eran soberanos en muchos escenarios. Esta es una pista más que evidente de que se ha perseguido ofrecer un sonido referenciado al de aquellas épocas pero en actualizado en forma y fondo, permitiendo al bajista beneficiarse de los grandes avances tecnológicos que ha conquistado la industria en las décadas transcurridas desde entonces.

Lo primero que cabe destacar es el formato compacto y la ligereza del combo, uno de sus principales argumentos. Fender buscaba situar la serie Rumble entre “los que pesan poco” y “los que no son un mamotreto” y lo ha conseguido. No tener una gama que responda a estos criterios, predominantes en la demanda, es estar fuera del mercado. Esta “bestia” de 500 W es súper ligera y solo pesa 16’5 kg (que es muy poco), una magnífica noticia que se repetirá cada vez que lo levantemos.

La disposición del cabezal en posición vertical se está convirtiendo también en una tendencia que se consolida rápidamente entre los combos de muchas marcas, porque ahorra sitio al ocupar espacios muertos dentro de la caja y porque facilita enormemente el acceso a los controles, tanto visual como manualmente, y resulta muy cómodo. El combo se merece un sobresaliente en lo que a diseño compacto y extraordinaria manejabilidad se refiere.

Esquineras metálicas (¡cómo se agradecen siempre!), patas que lo aíslan del suelo para evitar un excesivo traslado de vibraciones y resonancia, forrado en vinilo negro texturizado y un asa superior son el resto de elementos constructivos.

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El cabezal

El Rumble 500 es un combo con una electrónica sencilla pero en el que están todos los elementos básicos para dar forma al sonido y alguno más. Nos referimos en este caso a la interesantísima opción de añadir un circuito de saturación (overdrive) como una prestación interna del cabezal. Vamos a recorrer de izquierda a derecha los controles del panel frontal (¿o debo decir superior?) y las posibilidades que cada uno de ellos nos ofrece.

Cuenta con una sola entrada, sin distinción entre bajos pasivos y activos, para lo cual tenemos el control de ganancia (Gain) a continuación, con el que podemos regular la intensidad de la señal entrante, según sea la que envía el bajo o según nuestras preferencias. Inmediatamente después, tres interruptores de botón: brillo, contorno y “vintage”. El primero (Bright) es obvio que introduce en el previo un extra de agudos en la frecuencias más altas destinadas al tweeter, el segundo (Contour) es una figura preestablecida de ecualización en “V” (una dosis de enmascaramiento de medios a favor de realce de graves y agudos) y la tercera (Vintage) simplemente recorta agudos y realza graves dando un carácter más opaco al tono. Esta trilogía de botones en realidad es como si contásemos con un selector de ecualizaciones prefijadas, y es posible que para muchos bajistas sea suficiente con esta ecualización predeterminada y ya no toquen ninguna de las bandas que veremos a continuación. Desde luego son 3 “presets” muy válidos y bien estudiados.

Avanzando nos encontramos con el mencionado circuito de saturación. La verdad es que no es muy habitual en los amplis de transistores, pero puede resultar útil porque ajustando la cantidad de saturación (Drive) y el nivel de mezcla de este efecto con la señal limpia (Level), las posibilidades de matización son inmensas: desde recordar muy sutilmente el sonido un poco sucio de los amplificadores de válvulas hasta distorsiones como las de una sierra eléctrica. O nada, si no se quiere utilizar.

Y el resto ya es lo básico (pocas veces hace falta más): cuatro bandas de ecualización (graves, medios graves, medios agudos y agudos) y volumen general (Master). El desdoblamiento de medios en dos bandas es un plus para el control de las frecuencias entre los 200 y los 2.500 Hz, que tan críticas resultan en el sonido de un bajo para cortar la mezcla.

Vamos ahora con la parte posterior: botón de encendido, activación/desactivación del tweeter, salida para pantalla de extensión, envío/retorno para bucle de efectos, entrada auxiliar, salida de auriculares, jack para la conexión de pedal de control, y salida de línea con conmutador de tierra. A destacar la entrada auxiliar para una fuente de sonido externa (Cd, reproductor de mp3, caja de ritmos, etc.) y la salida de auriculares que permite tocar en cualquier sitio sin molestar.

Por último, aclarar que el cabezal tiene una potencia de 500 W (a 4 ohms) que sólo se alcanzan con la utilización de una pantalla de extensión. Con los dos altavoces internos del combo, es decir “el combo tal cual”, la potencia nominal es de 350 W. Hice la prueba con una pantalla de otra marca que tengo normalmente en el estudio y se nota la diferencia de potencia y de aire en movimiento. El combo por sí solo es muy potente, pero si en algún momento tenemos la necesidad de más “chicha”, esa es la solución.

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 Los altavoces

Cuando Fender quiere dotar a un amplificador (tanto de bajo como de guitarra) de unos altavoces de mayor categoría que los estándares, una de las marcas frecuentemente elegidas para diseñarlos es la norteamericana Eminence. Y este ha sido el caso también en el Rumble 500. La configuración de altavoces es de dos unidades de 10” con imán cerámico y un tweeter de compresión, desactivable si queremos, en la parte posterior. Otra de la grandes sorpresas de esta serie ha sido la elección de imanes de cerámicos, ya que por el bajo peso del conjunto era lógico pensar que había altavoces de neodimio en su interior, pero no es así. La caja que los alberga tiene un puerto de salida de aire a modo de bass réflex para permitir la irradiación de las bajas frecuencias que se generan por detrás de los altavoces, lo que redunda en mayor profundidad y mayor difusión de graves.

Sonido

La prueba se realizó con dos bajos de cinco cuerdas de alta gama, para poder apreciar plenamente la respuesta en las frecuencias más graves con la quinta cuerda: uno activo, un Sadowsky Metro, y otro pasivo, un Yamaha 2025X. El resultado que aquí os trasladamos es un resumen ponderado de la experiencia con ambos instrumentos. La primera impresión nada más enchufar los bajos, con todo lineal, fue muy positiva, la de decir “este ampli suena”. Vamos a ver ahora qué podemos hacer con él.

La ecualización de 4 bandas es una excelente ayuda para dar forma al sonido. El desdoblamiento de los medios, como ya dijimos antes, da mucho juego, y si evitamos posiciones extremas de los controles, accederemos a una paleta de sonidos de muy diversa índole y aplicación. Además tenemos los tres interruptores que nos proporcionan ecualizaciones programadas para cambiar la ecualización del instrumento con solo pulsar un botón.

El efecto de saturación es una gran idea, pero hay que llevar cuidado con él. Seamos conscientes de que no podemos esperar un efecto de gran calidad cuando hay pedales de “overdrive” de alta gama en el mercado que valen la mitad de lo que cuesta este combo. A mí me resultó interesante para añadir una pizca de saturación emulando el sonido de un amplificador a válvulas. Y he dicho “emular”, que no es sinónimo de conseguir. En cuanto me metí en saturaciones de mayor calado, el cuerpo de mi sonido empezó a resentirse perdiendo peso en graves. Quizás para quien guste de sonidos de distorsión agresivos resulte útil, pero desde luego no conseguirá lo mismo que utilizando un buen pedal dedicado. Este efecto de saturación se puede activar y desactivar en el panel frontal mediante un interruptor o con un pedal opcional que ha de comprarse aparte.

Definir un sonido es una tarea francamente difícil, pero como no tengo más remedio que hacerlo, os diré que este combo tira hacia lo clásico, hacia lo “vintage”. Es el sonido de toda la vida pero con algunas posibilidades adicionales para quienes necesiten más versatilidad, que están ahí en cuanto se trabaja un poco la ecualización y se activa el tweeter. La configuración de 2 x 10 le hace ganar pegada si la comparamos con una hipotética configuración de 1 x 15 (que es la típica alternativa en esta clase de combos), aunque quizás desfavoreciendo la profundidad de graves. No quiere decir esto que le falten, simplemente que se prima la definición en lugar de la profundidad. Algunos calificativos que conviven bien con el sonido de este combo: redondo, nítido (overdrive al margen), definido y con muy buena proyección. En cuanto a potencia, puedes disparar sin miedo, que no te vas a quedar corto. Y si le añades una pantalla de extensión, que tiemblen esos guitarristas que tanto te complican la vida.

Conclusión

Voy a seguir el ejemplo de Fender y voy a ser conciso pero contundente, como lo es el Rumble 500. Este combo suena alto, suena bien, es versátil, pesa tan poco que no te lo crees y tiene un precio sorprendentemente barato (menos de 600 euros está ya anunciado en las tiendas de referencia para cuando empiecen a llegar). Difícil de igualar, me parece a mí que tenemos serie Rumble para rato.

Jerry Barrios

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