Revista de Bajos

Xavier Lorita

Nos encontramos con uno de los luthieres más reconocidos a nivel nacional, Xavier Lorita, ganándose este reconocimiento tras pasar por la trastienda de varias de las marcas de mayor nivel en nuestro país como Jerzy Drozd. De origen barcelonés comenzó a introducirse en el mundo del bajo a la temprana edad de 10 años hasta que en 1999 empezó a trabajar en el taller de Jerzy, creciendo como profesional en sus filas durante los siguientes 13 años, llegando a ser el responsable de la producción y del taller.

Hasta que en 2012 decidió comenzar con su proyecto personal, Lorita Basses, el cual se ve paralizó momentáneamente para entrar a formar parte ese año del equipo de Accuracy Basses como desarrollador de productos, en la búsqueda de crear algo nuevo para el mundo del bajo eléctrico.Tras un año en Accuracy decidió de nuevo retomar su proyecto personal y que mejor forma de hacerlo que contando con el apoyo de bajistas como Marcos Miranda, Miki Santamaría y Fernando Lamadrid.

¿Cómo te iniciaste en el oficio de luthier?
Se puede decir que me inicie en la luthería gracias a la curiosidad de mi primo Miguel Ordaz, quien años después también se dedicaría a la fabricación de instrumentos.

Sobre los doce años pasaba gran parte de mi tiempo libre con mi primo Miguel, quien era un consumidor insaciable de música. Desde los Beatles hasta la ELO, Alan Parsons, Police, etc. Fue en este ambiente que mi primo decidió aprender a tocar la guitarra y como no tenía a nadie que lo acompañara, decidió que yo tocaría el bajo. Aunque al final por curiosidad y ganas de superación aprendí a tocar los dos instrumentos.

Un buen día, mi primo dijo que eso de tocar la guitarra o el bajo estaba muy bien pero que quería ir más allá y construir su propio instrumento. Así, lo que empezó como un juego se convirtió en un enorme reto, ya que desconocíamos en absoluto como empezar tal aventura. En una época en que Internet no existía, mi primo y yo tuvimos que investigar y hacer un sinfín de pruebas, preguntar y visitar a muchos carpinteros del barrio, mirar y re-mirar fotos en revistas de música, hasta llegar a completar un instrumento hecho completamente de madera de haya. Sin saber todavía como, acabamos haciendo un bajo fretless de 5 cuerdas enteramente de haya e incluso mi primo bobinó el mismo las pastillas a mano.

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Como era de esperar, una vez finalizado el proyecto de mi primo y por puro mimetismo, decidí hacer yo el mío, basado en un Alembic Mark King, ya que era mi ídolo de infancia. Así, inconscientemente traspase la línea que separa al bajista del luthier. Para mí ya nunca mas volvería ser lo mismo tocar un instrumento, ya que se despertó en mí esa curiosidad enfermiza por construir desde cero y mejorar día a día en el proceso de construcción.

¿Cómo fue la etapa con Jerzy? ¿En que aspectos te ha influenciado en tu forma de trabajar?
Mi etapa con Jerzy se inicia en 1999, sólo unos 3 años después de iniciar mi primer proyecto. Conocí a Jerzy porque un músico amigo mío, Michel Miralles, trabajaba de ayudante suyo. Yo necesitaba maquinaria más específica para completar mi primer bajo y como no disponía de ella, Michel me dijo que acudiera a Jerzy.

Unos meses después de haber acabado mi primer bajo y pasar por el taller de Jerzy, recibí su llamada diciendo que si me interesaba trabajar con él ya que tenía una vacante. Y como era de esperar no lo dudé ni un momento, dando quizás el paso más importante en mi carrera como luthier.

Esta etapa es quizás la que recuerdo con más cariño ya que durante 13 largos años he coincidido con gente magnifica en el taller de Jerzy, tanto compañeros de trabajo como clientes. También es la etapa donde he aprendido mas sobre construcción de instrumentos en todo los sentidos; tanto en diseño por ordenador, a usar maquinas CNC, todo lo relacionado con los acabados, etc. Se puede decir que pase de hacer un bajo en casa a aprender y sobre todo entender como se hacían los instrumentos.

Al mismo tiempo que iba creciendo como persona también lo hacía como luthier y sin darme cuenta me encontraba dirigiendo el taller de Jerzy en todos los sentidos: desde hablar con distribuidores y proveedores, cortar bajos en la CNC, ayudar a Jerzy cuando íbamos a las ferias internacionales, organizando el taller y los pedidos, etc. mientras Jerzy se centraba en el diseño de nuevos modelos y otros aspectos de la empresa.

Al final de mi etapa se había creado una simbiosis entre Jerzy y yo hasta tal punto, que Jerzy ya no tenía que explicarme que hacer sino que yo mismo organizaba los pedidos y el trabajo. Se podía decir que ya estaba preparado para el siguiente paso: crear mi propia empresa.

Sin duda alguna considero a Jerzy la influencia más grande que he tenido y creo que se refleja en mis instrumentos en el sentido de que le doy mucha importancia a los pequeños detalles igual que él hacía. Todo lo que hagas en un instrumento tiene su parte estética y hay que cuidarla igual o más que la selección de maderas o el sonido. Hay una parte de artista en esto de hacer instrumentos y es esto mismo lo que Jerzy me inculcó durante tantos años.

Otro aspecto en que Jerzy me ha influenciado es en el hecho de la constante búsqueda de la perfección en cada instrumento. Desde la selección de maderas, al color de los herrajes o tornillos. Cualquier pequeño detalle debe ser perfecto en sí mismo, llevando al conjunto del instrumento realmente a otro nivel.

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¿Que tipo de trabajos son los que te motivan a la hora de desarrollar instrumentos?
A la hora de construir un instrumento no me paro a pensar mucho si es un bajo sencillo o espectacular, multicuerdas, hollow-body, etc… Porque lo que me motiva es construir sin más. No tengo especial preferencia por uno u otro tipo de instrumento, simplemente me gusta crear.

Para mí el reto no es la espectacularidad del instrumento sino la satisfacción del músico cuando recibe su instrumento y comprueba que cumple con todo lo que había pedido.

Siempre estoy motivado para crear algo nuevo desde cero o inspirado en un clásico y esa motivación es necesaria para que el instrumento sea perfecto y funcione para el músico. Sin esa tensión el instrumento no cumplirá mis expectativas y tampoco las del músico y por eso, desde el primer momento en que me siento en el ordenador y empiezo a diseñar algo nuevo, la motivación es máxima, con toda mi energía centrada en el proyecto que tenga delante y si al final el músico está contento, mi objetivo está cumplido.

¿Qué buscas en un instrumento nuevo para darle tu carácter, selección de maderas, construcción, electrónica…?
Esta pregunta la respondería mejor mis clientes, ya que son ellos los que ven o intuyen un estilo o carácter en mis instrumentos. Creo que todavía es pronto para que alguien considere que tengo un estilo propio en lo que hago, al contrario de otros luthieres que llevan muchos más años que yo en el mercado.

Simplemente me dedico a pensar, buscar y controlar todos los pequeños detalles que muchos otros luthieres, bajo mi modesto punto de vista, no tienen en cuenta o no les dan importancia. Me refiero por ejemplo a como termina el diapasón en el ultimo traste, a la forma de las pastillas, las disposición de los controles sobre la tapa, a cuidar los acabados y detalles como el logo, etc.

Todos estos pequeños detalles hacen que un instrumento pase de ser un buen instrumento a ser un instrumento magnifico. Otros luthieres no les dan importancia quizás porque creen que es perder el tiempo y simplemente solo miran los números, o porque no saben como afrontar ese reto.

Supongo que hay mil razones y cada luthier tiene su camino, pero yo creo que prestando atención y afinando esos detalles es cuando un luthier consigue tener un nombre propio, un estilo. Busco la elegancia de la sencillez y esto es quizás lo más complicado de conseguir en un instrumento.

Pero dentro de todo este trabajo de controlar los pequeños detalles, para mi es más importante todo lo relacionado con la madera que no las electrónicas y pastillas de boutique. Como dice Michael Tobías, de nada sirve amplificar con unas buenas pastillas un bajo que de por si está hecho con malos materiales ya que solo conseguiremos amplificar todo lo malo que tiene ese instrumento.

La selección y control de las maderas, cómo las trabajamos y procesamos, es esencial ya que sin una buena materia prima y una buena construcción no se llega muy lejos. Luego ya nos dedicaremos al sonido, seleccionando lo que más nos conviene en cada instrumento. Pero ante todo, el instrumento debe sonar a madera.

¿Cómo ves el desarrollo de la profesión en la situación actual del mercado?
Pues esta es una pregunta interesante ya que desde hace un tiempo veo que hay más gente joven interesada en aprender a construir instrumentos. Yo mismo imparto cursos de construcción y cada año tengo una constante de alumnos y gente interesada en hacer un cambio en su vida profesional.

Muchos de estos alumnos empiezan arreglando instrumentos por su cuenta o los de sus amigos, hasta que se dan cuenta que están cruzando esa fina línea que separa al músico del luthier.

A pesar de este interés por aprender la profesión y ganarse la vida con ello, lo que desgraciadamente veo es que el mercado está saturado de instrumentos de bajísima calidad con los que no podemos competir. Ya sé que esa no es nuestra liga, pero es un factor que nos afecta muchísimo a los luthieres y hay que tenerlo en cuenta a la hora de decidir si queremos dedicarnos a esto o no.

Cada vez más, me da la sensación de que la gente prefiere ir a lo barato en lugar de hacer una inversión en un instrumento de calidad, que incluso más adelante podría vender a buen precio. Y ya se sabe que a la larga lo barato sale caro.

Este aspecto del mercado también se refleja en los luthieres, ya que mires por donde mires, aparece un llamado “luthier” que hace instrumentos baratos, supongo que arrastrado por las tendencias del mercado, y que pretende ofrecer una calidad que realmente no tiene. Y esto sí que afecta directamente al colectivo de luthieres que nos ganamos la vida de forma profesional, ya que crea la falsa imagen de que cualquiera, habiendo leído en internet o quien sabe dónde, es capaz de hacer un instrumento de calidad. Como siempre digo, cualquiera puede hacer un instrumento si se lo plantea, hacerlo bien es lo realmente complicado.

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Que opinas del auge de los constructores y luthieres nacionales frente a las grandes marcas como Fodera, Ken Smith…
Esta es una pregunta complicada, que me han hecho muchas veces y que cada luthier interpreta a su manera. Pero para mí la respuesta es muy sencilla: los luthieres de nuestro país tienen la misma calidad que cualquier otro luthier de fama mundial, simplemente nos lo tenemos que creer.

Es evidente que esta grandes marcas merecen todos nuestros respetos y son una referencia para muchos de nosotros y yo me incluyo, pero no por ser más famosos son mejores que cualquier otro luthier. Tienen su prestigio y sus años de trayectoria, pero a nivel nacional también tenemos gente preparadísima para competir con las grandes marcas. Simplemente estas grandes marcas crearon “el mercado” y el resto vamos a remolque. Pero por calidad, se puede encontrar la misma aquí que cruzando el charco.

Hay una gran diferencia entre una marca famosa y una marca de calidad y muchas veces nos dejamos “cautivar” por grandes estrellas mediáticas que llevan tal o cual marca, cuando lo realmente importante es la calidad de instrumento, su sonido, construcción, fiabilidad, etc. Todo esto hace que el mercado se concentre en esas grandes marcas, dejando de lado a pequeños luthieres que son capaces de crear instrumentos con una calidad extraordinaria.

Uno de los aspectos que creo que se podría mejorar a nivel nacional, entre muchos otros, es el del diseño del instrumento, lo que comentábamos antes de pararse a seleccionar bien cada uno de los detalles del instrumento para que su aspecto final sea excelente y sobresalga de los demás. El día que controlemos eso, tendremos unas marcas nacionales potentes y respetadas a nivel mundial.

Si a esto se pudiera sumar el hecho de “oficializar” la profesión de luthier como ocurre en otros países, podríamos crear una cantera de gente profesional que podría competir con esas grandes marcas y no nos veríamos tan pequeños a su lado.

En esta nueva etapa en solitario que comienzas con «Lorita Basses» ¿Hacía que tipo de instrumentos vas a orientarla? ¿Estas desarrollando alguna línea de bajos con la que partir como referencia?
Esta nueva etapa está orientada en dos niveles: bajos de gama alta y bajos de gama alta a precio reducido. Este concepto, que al principio puede ser confuso es muy fácil de explicar. La mayoría de lutieres tienen 2 ó 3 gamas del mismo modelo, diferenciándose entre sí por los componentes o la calidad de los acabados. Yo no soy muy partidario de estas divisiones de gama, ya que creo que responden a criterios de marketing y van en detrimento de la calidad del instrumento. Para mi es más lógico ofrecer un nivel de calidad determinado en todos los modelos, sin divisiones que solo consiguen marear al cliente.

Es por eso que en esta nueva etapa encontraremos diferentes modelos (o series como yo los llamo) con la misma calidad.

En el primer apartado (bajos de gama alta) encontraremos diversos modelos de alta calidad en acabados, materiales y componentes, todos ellos customizables a gusto del consumidor. En el segundo apartado (bajos de gama alta a precio asequible) encontraremos 2 modelos que por precio podrían bien estar en la gama media , pero que por calidad y componentes podrían estar en la gama alta.

Con estos dos estándares diferenciados es posible satisfacer a todo el público, ya que el cliente más exigente puede optar por la gama alta y el cliente que querría pero no llega por precio puede optar a la gama media.

El modelo referencia de la marca será el antiguo Pulse, desarrollado durante unos 10 años ya en mi etapa con Jerzy y después con Accuracy. Para estos nuevos tiempos he acabado de rediseñar algunos aspectos que no me gustaban de la construcción, aparte de cambiar el nombre y estandarizar algunas opciones.

Aparte de este modelo, la gama se completara con una versión de este modelo pero más al estilo Jazz Bass que verá la luz en noviembre, dos modelos de singlecut y un modelo semi-acustico desarrollado para uno de mis nuevos endorsers.

Cuéntanos un poco sobre el modelo Fernando Lamadrid Signature, ¿Como ha sido desarrollar un instrumento para un músico tan exigente como él?
Sobre el trabajo con Fernando Lamadrid solo puedo decir que ha sido un enorme placer trabajar junto a un músico de su categoría. Es un músico tan exigente en el escenario como fuera de él.

La sorpresa fue descubrir que Fernando había estudiado durante 3 años el oficio de luthier y claro está, no todos los días un luthier se enfrenta con un reto como este. Que el artista al que le estas construyendo el instrumento sepa igual o incluso más que tu de ciertos aspectos es excepcional y a la vez enriquecedor. Se puede decir que he aprendido muchas cosas de esta nueva etapa con Fernando y seguramente aprenderé muchas más.

Han sido muchas horas de conversación, perfilando todo detalle posible, hasta conseguir lo que Fernando quería y al mismo tiempo quería darle ese toque personal para que tuviera una imagen más actual y elegante.

He de decir que para mí no ha sido nada fácil conseguir lo que se ve en las fotos ya que viniendo de la construcción de bajos de corte moderno, este es el segundo bajo tipo Jazz Bass que hago en mi vida y creo que el resultado es más que satisfactorio.

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Con que premisas partió el proyecto, ya que ha Fernando lo hemos visto siempre con bajos de corte clásico, e incluso pasivos en su mayoría…
A pesar de intentar que Fernando en un primer momento optara por un diseño más moderno, él ya tenía claro lo que quería y simplemente le aconseje unos pequeños cambios para modernizar la imagen del bajo.

Básicamente buscábamos un bajo con poco peso, factor clave para Fernando, con posición de pastillas 70’. Para ello eliminamos todo aquel hardware que pudiera molestar: neckplate y control plate. Así que el acceso a la electrónica se hace desde la parte posterior del instrumento. Aquí encontramos un previo Aguilar OBP-1 conmutable de activo a pasivo, que realza el sonido de unas pastillas Lorita Custom Split-coil, hechas expresamente para Fernando.

La combinación de maderas seleccionadas también respondía a la premisa de reducir el peso final sin comprometer el sonido que Fernando quería. Al final llegamos a lo que se aprecia en las fotografías: tapa de arce flameado sobre cuerpo de swampy ash.

El conjunto se completaba con un mástil de 3 piezas de arce duro y un diapasón de palorrosa de la India. Como extras encontramos el binding e inlay blocks del diapasón el arce flameado ya que no soy muy partidario de usar el plástico en estos aspectos.

Alex Casal

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