Revista de Bajos

Jordi Gaspar entrevista

Hoy entrevistamos a Jordi Gaspar, un histórico de la escena de la música catalana con una proyección importante a nivel internacional así como una dilatada carrera como docente.

 

Hola Jordi. Tus instrumentos son el contrabajo, el bajo eléctrico y el bajo acústico. Cuéntanos un poco cuál ha sido tu formación como músico y con cada uno de esos instrumentos.

Hola Joaquín. En primer lugar, agradecer esta atención.

Sí, empecé con el bajo a los 12 años y fui tocando de forma autodidacta en grupos de rock, más tarde rock sinfónico. Por entonces el bajo era de 4 cuerdas y con trastes. A los 16 fui a tomar clases en el Aula, donde tuve de profe a Arthur Bernstein, salía supermotivado de las clases y empecé a estudiar en serio.

En casa no querían que fuera músico, así que pacté con mi papá que me pagaba el Aula si yo me sacaba la carrera de químicas. En medio empecé a girar con Rumba 3 y lo de las químicas se me iba torciendo…

Intenté informarme para aprender música en el Conservatorio del Bruch, en Barcelona, pero el día que fui el bedel me echó de malas maneras, «aquí no queremos nadie como tú». Supongo que era por la melena. Pero ese incidente sin duda fue una bifurcación importante.

Así que seguí con el bajo de cuatro cuerdas. Sobre los 22 ya tocaba en grupos de jazz y le había sacado los trastes a mi bajo. Seguí en el Aula hasta que vi que el Taller de Músics era el lugar donde pasaban cosas interesantes. En un viaje a Londres me compré un bajo Status sin trastes, de 5 cuerdas. Con ese instrumento acabé todos los estudios disponibles en el Taller y con la mentoría de Ze Eduardo, fui profesor de bajo, armonía, arreglos (desde el 87) y tocaba en la Big Band del Taller con Tete Montoliu. Así que mi formación con el bajo eléctrico es «jazz y música moderna».

A los 29, mi amigo Mario Rossy se fue a estudiar a NY y me encomendó a su contrabajo mientras él estaba fuera. Y así empecé a tocarlo. Empecé estudiar con el maestro Ferran Sala (clásico). En aquella época tuve muchísimo trabajo, fui de gira con Serrat, trabajaba en programas de TV3, muchos proyectos, etc.

Y el bajo acústico. Lo encontré el 2005 en una tienda de NY, ¡fue un flechazo!

Directamente lo afiné en EADGC. En esa época hice un «reinicio» de mi relación con la música. Empecé a estudiar de cero el bajo y el contrabajo. Ya con la idea de que, si un señor con un violoncelo podía hacer un concierto, yo podría hacerlo con el bajo acústico. Y me abalancé a las suites de Bach para violoncelo. Bach fue muy excitante para mi imaginación, empecé a componer para el bajo acústico: improvisaciones, acordes, jazz… Hasta hoy.

Aparte de tu actividad como músico, la enseñanza ha ocupado una importante parte de tu tiempo.

Así es. Volví a ser profe en Taller de Músics en 2009, hasta ahora. He disfrutado mucho, tengo conciencia de haber ayudado a muchos músicos gracias a mi papel como profe de instrumento y de improvisación. Entre 2014 y 2020 he sido director pedagógico en la Escuela Superior de Estudios Musicales del Taller de Músics, estando muy involucrado en la elaboración de currículums, espacio Bolonia, pruebas de acceso, relaciones institucionales, etc. Ha sido una etapa muy bonita y me he sentido muy útil.

Actualmente mi dedicación principal es a hacer música, sigo siendo profesor de bajo y contrabajo en el Taller y estoy disfrutando a cada uno de mis alumnos.

Jordi Gaspar con su Tacoma acústico

Tienes nada menos que cuatro discos en solitario como bajista, algo poco habitual. Se trata de Akixí (2009), La Nit (2012), Inabastable (2013-2022) y So Tender, el cual acaba de salir del horno. Si eso ya es excepcional, más aún lo es que los cuatro estén tocados con bajo acústico solo sin acompañamientos, recordings, loops, etc y prácticamente sin efectos. En ese sentido nos parece que son tremendamente honestos y auténticos ya que básicamente estáis tú y tu bajo sin ningún artificio. Entendemos que ese es el camino que has elegido para expresarte y para mostrar tus composiciones o bien tu reinterpretación de standards y otros temas, ¿cierto?

Cierto, cuatro discos de guitarra baja acústica en solitario (y siento que habrá más). Y, además otros dos discos en proyectos compartidos: Gemini (2012) y Ombra de Lúa (2019)

Y sí, es el camino en el que estoy y para mi es lo natural, ya que mi día a día es con la guitarra baja acústica. Antes de tener mi grabadora Zoom H4 solía inventar algo de música y luego repetirlo una y otra vez hasta que se me ocurriera algo más… por el camino la primera idea se «gastaba» y ya no resultaba tan interesante. Así que el proceso era difícil. Gracias a la grabadora, ahora mi rutina consiste en tocar y tocar sin necesidad de repetir nada salvo que sea musicalmente interesante hacer esa repetición. Después toca escuchar lo que ha pasado y seleccionar (o dejar pasar).

Todo ese proceso es con el bajo acústico, y la única otra cosa que interviene es el espacio en el que estoy grabando y su acústica. Por ejemplo, en las grabaciones en pequeñas iglesias románicas hay reverberaciones largas, en cambio en las grabaciones en el hórreo los graves quedan reforzados y la reverberación es muy corta. Todo eso ya lo he experimentado y no veo el momento para dejar de hacerlo.

Vemos una diferencia importante entre tus tres trabajos anteriores y So Tender. Si bien en aquellos el contenido eran todo composiciones tuyas, en este nuevo trabajo te has decantado por Standards de Jazz adaptados a tu bajo acústico así como boleros de toda la vida. ¿Cuál es el motivo?

Te cuento. Hace años que hago conciertos de guitarra baja (en locales pequeños), y desde el principio iba con mis temas. Cada música nació en un contexto personal y/o pensando en alguna situación o en alguien próximo; así que era relativamente fácil viajar mentalmente a cada uno de esos sitios para enfocar la interpretación. Montaba el setlist: temas propios, un par de estándares, más temas propios, un blues… Al tocar el estándar todas esas referencias personales desaparecían y, aunque sonaba bonito y tal, tenía la sensación de que el discurso musical se venía abajo.

Pero, como dicen los estudiantes, «en casa me sale». Así que me propuse un setlist con ningún tema propio, encontrar la manera de tocar todo ese material «de verdad».

No voy a descubrir nada, pero la cosa ha sido: tocarlos como si fueran tuyos. Ja ja, había oído eso antes pero no entendía el sentido. Por ejemplo, «El reloj», que es el bolero preferido de mi madre, pues tocarlo como si fuera mi canción para ella.

Algo que siempre nos interesa cuando entrevistamos a músicos que tocan tanto el bajo como el contrabajo es preguntarles si consideran que es necesario un cambio de mentalidad a la hora de pasar de un instrumento a otro. Esto es especialmente interesante en tu caso ya que además incorporas el bajo acústico de un modo no demasiado habitual. ¿Qué nos puedes decir al respecto?

Pues claro. Y no solo al cambiar de instrumento. Cualquier cambio es como un salto: Nos apoyamos en un lugar conocido y nos movemos a otro lugar conocido; si no es así no tenemos control. Piensa en un entrenador de baloncesto, no cambia a un jugador para «ver qué pasa» sino con unos objetivos y en una secuencia de decisiones estratégicas. Traducido a nosotros, que somos tan importantes en el sonido del grupo, es que conocemos el lugar de partida: el plano, la dinámica, la intención, el bit, la mezcla de todo … y conocemos cómo funciona el lugar al que vamos, de la misma manera.

Entonces, para mí no es tanto el cambio de mentalidad como conocer tu encaje en cada situación. Y para eso, dos cosas: cuanto más hayas experimentado antes pues mejor, y cuanto más atento estés también mejor.

¿Algún dato técnico que puedas darnos en lo referente a la grabación de tus discos, especialmente So Tender?

Pues hay varios temas aquí…

Uno es el de la forma de grabar. Como sabes voy con un estudio portátil, grabo con un Zoom H6 y conecto tres micros: un micro de pinza en el ojo del guitarrón (para tener graves de sobra) y un par de micros de lápiz (últimamente una pareja Rode NT55) que sitúo enfrente del guitarrón. A una distancia en la que captan cierta cantidad de reverberación de la sala. De los dos lápices, uno -el grave- está apuntando al final de los trastes, ese es peligroso pues capta mucho ruido de los dedos de la mano izquierda. En realidad, mis grabaciones son lo que oye el lápiz «agudo» con un refuerzo de graves del micro de pinza.

Es decir, todo acústico.

Y es muy importante para mí escoger el lugar donde hago las tomas. Las acústicas y reverberaciones naturales de algunos sitios en los que he probado suerte convierten la experiencia en algo muy especial.

Técnicamente, tengo que grabar acercando los micros al guitarrón y quizá en lo grabado no queda reflejada la acústica de la sala tal como yo la oía en el momento. Entonces hay un trabajo de post-producción en el que añado reverberación «artificial» buscando que el resultado sea fiel al momento de la grabación.

Respecto a la discusión micro/pastilla. El Tacoma (mi bajo acústico) viene con LR Baggs, en principio una pastilla buenísima; y sí, pero no se puede comparar con el sonido acústico. Esas pastillas piezoeléctricas que comprimen el sonido «de saque». Así que, para grabar, ni hablar.

Tacoma sobre el terreno

La verdad es que escuchando So Tender nos preguntamos por qué el bajo acústico no es más usado en esta onda. Suena tremendamente cálido y profundo, con la riqueza de un instrumento acústico de registro medio-grave pero la articulación a veces de una guitarra de jazz. ¿Te has basado en algún músico a la hora de desarrollar este modo de tocar y esta forma de expresarte o es algo que se te ha ocurrido a ti?

Este instrumento es bestial. Tengo dos Tacoma. Uno es el que compré en NY en 2005, es el principal, es el que canta en el registro alto, es el que ha crecido conmigo desde entonces. Hace poco tuve que repararlo y estaba un poco asustado, conseguí que mi amigo Vic Moliner me vendiera el suyo, que había pertenecido a su profe Gary Willis. Éste viene con Fishman, creo que es mejor LR Baggs, pero el resultado es muy parecido.

Llevo cuerdas Elixir Nanoweb. Antes probé D’Addario, GHS, Rotosound… Las Elixir aguantan la calidad más tiempo y el recubrimiento que llevan evitan en cierto grado el ruido de los dedos de la mano izquierda. También he probado las de bronce, pero no me va.

Y no soy consciente de ningún referente bajista tocando guitarra baja de solista. Pero sí hay guitarristas que se van al registro grave para contar cosas. Lo entiendo porque, en ese registro, uno puede cantar las notas que toca. Los que me gustan: Joe Pass, Wes Montgomery, Jim Hall, Pat Martino. Y, por supuesto, Jordi Bonell.

El do agudo me permite «guitarrear», claro. Pat Martino, con esas cuerdas tan gordas… Wes Montgomery tocando con el pulgar… sonaban más como un bajo-tenor.

A diferencia de la habitual labor del bajista como sideman donde este es parte de la sección rítmica, aquí estás tú solo con tú bajo frente a las canciones, es decir, sin red. ¿Cómo te sientes al llevar estos temas a directo a diferencia de cuando eres parte de un grupo?

Ponerse delante, tener cosas que contar, compartirlas con el respetable, dominar tus miedos, pasarlo bien juntos, leer bien lo que está funcionando y lo que no y maniobrar bien. Me siento vivo, esa es la verdad. Y todas esas sensaciones me ayudan a entender mejor a los demás con los que comparto escenario.

Jordi con su Godin

¿Cómo amplificas el bajo acústico en directo?

En directo he probado pastilla (pocos graves) + micro de pinza y queda muy bien. La mezcla tiene su secreto, pues pueden aparecer problemas de fase. La solución es usar amplis diferentes y, en la amplificación de sala usar panoramas diferentes. Y llevo mi Godin A5 (también con EADGC) como plan B.

Finalmente, en directo y si hay más músicos, mi Godin me permite ese sonido casi-acústico y fácil de sonorizar.

Una pregunta casi más filosófica que musical: ¿qué es para ti la improvisación?

Para mí, la improvisación es verdad. Uno improvisa en función de quién es, de su historia, de sus referentes, de lo que compuso, de lo que escuchó, de lo que investigó, de sus rutinas al estudiar. Y todo eso es como es porque uno tomó decisiones en cada momento: decidió escuchar música o no, decidió ese disco otra vez o no, estuvo más tiempo componiendo o prefirió otra cosa, alargó su rutina número 3 y acortó su rutina número 5 pues pensó que era mejor, etc, etc.

Lo mismo con el instrumento. Uno empezó una frase y … ¿porqué la continuó de esa manera? No le sonó bien y decidió tomar otro camino. Si uno está tocando 3h cada día ¿cuántas decisiones como esa tomó en una semana… ¿Acaso eso no está marcando profundamente su forma de tocar?

¿Porqué Miró pintó un cuadro blanco con un punto negro y dijo que eso era una mujer solitaria? Al hacer eso, Miró había tomado control de su mensaje como artista. Ya no era «lo que venga mejor», era «hacia dónde quiero ir».

Por último, ¿puedes contarnos en que proyectos andas involucrado ahora y qué tienes en mente para el futuro cercano?

Pues, como puedes imaginar, estoy con So Tender a tope.

Estoy ofreciendo a bajo solo, en dúo (con Oriol Roca a la batería) o en trio (con Santi de la Rubia al saxo). Diferentes formaciones con el mismo papel de bajo delante. El dúo con batería es maravilloso, y Santi es de otro planeta.

También he publicado hace poco Inabastable. Es una selección de improvisaciones en torno a la muerte de mi padre, en 2013. Puede escucharse desde mi web  y puede leerse el diario de las grabaciones. Creo que desde el punto de vista de compositor/improvisador es un material muy interesante.

En 2019 grabamos Ombra de Lúa. Rubén Fernández – voz, Max Gómez – batería, Xose Miguélez – saxo y yo. La pandemia interrumpió todo. Pero nos seguimos queriendo.

El año pasado grabamos con Oleandole «Wayne Shorter goes to flamenco», estamos viendo si nos sacan el disco. Es un proyecto de flamenco-fusión muy ambicioso, en el disco hay colaboraciones muy guais y en los directos salen esos temas de Shorter: Infant Eyes por seguirillas, Speak No Evil por bulerías, Miyako por soleá, por ejemplo.

Ahora mismo, vuelvo a Galicia a mis estudios «naturales». Después de haber soltado So Tender e Inabastable, se abre hueco para componer nuevas cosas. Quiero volver a cada una de las iglesias románicas que conozco y probar nuevas cosas. Y el cuerpo me pide grabar en trio o en dúo con Oriol y Santi, ya veremos.

Muchas gracias por compartir todas estas experiencias tan interesantes y esperamos seguir viendo la evolución de ese camino que has tomado.

Joaquín García

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