Revista de Bajos

Fender Precision 70s

¿Otro Precision nuevo? ¿Se puede hablar de “nuevo” en el caso de un bajo que lleva en el mercado exactamente 60 años? Muchos cambios ha experimentado en su larga vida este modelo de Fender, algunos más significativos que otros, unos más del lado de la estética, otros del lado de la ergonomía y otros afectando a la electrónica, pero la verdad es que la esencia del instrumento sigue siendo la misma: el bajo con el sonido clásico por excelencia, rico en graves y frecuencias fundamentales y capaz de sostener el peso de cualquier banda, ya sea de rock, de pop, de blues, de country, incluso de fusion o jazz, que no sería la primera vez que lo vemos en bandas de este tipo.

Pues vamos de lleno con la novedad que nos ocupa. En primer lugar decir que es un bajo Fender “made in Japan”, lo que le atribuye seguridad en su calidad de construcción y un cierto aire especial, ya que pocos modelos de los que Fender construye en Japón son exportados para la venta en el resto del mundo. Para quienes se pregunten el criterio que aplica Fender para decidir qué bajos se hacen en Japón y cuales no, está relacionado con el tipo de acabado en Uretano brillante, ya que está prohibida su aplicación masiva en fábricas en U.S.A. y por ello tienen que optar, si quieren aplicar este acabado a sus intrumentos, por fabricarlos en otro país. Y, la verdad, es que suelen siempre constituir modelos de éxito (y si no que se lo pregunten al “Marcus Miller” o al “Geddy Lee”).

Lo primero que llama la atención es su “inusual” estética, cuya principal sorpresa proviene de ver bloques marcadores negros en el diapasón, junto con el “binding” o ribete también negro que perfila la unión del diapasón con el mástil en toda la extensión de su perímetro. Estas características, normalmente siempre coincidentes en el mismo bajo, fueron propias, casi en exclusiva, de los Jazz Bass desde muy finales de los 60 hasta también finales de los 70. Cierto es que a veces se pueden ver Precisions de aquella época con esa estética, pero nunca se comercializaron como instrumentos de serie, sino que eran encargos directos de clientes a la fábrica a través de los distribuidores, como una especie de antecedente de la Custom Shop.

Por lo tanto, es inevitable que el bajo sorprenda y mucho, a primera vista. A mí personalmente, esa incorporación de elementos Jazz Bass a un Precision me parece super atractiva. ¡Cuántos bajistas no habrán soñado alguna vez con encargar un bajo con esta estética a la Custom Shop de Fender! Pues aquí tenemos este precioso instrumento por menos de mil euros.

La construcción es estupenda, como sucede en todos los bajos que Fender fabrica en Japón. Hay una serie de características constructivas que claramente están basadas en el Precision que se hacía en la década de los 70 (¡de ahí su nombre!). Una de ellas es el Uretano brillante, que le confiere clarísimamente esa imagen de “barnizado setentero”. Otras son el perfil en C del mástil y el hecho de que el diapasón sea también de arce, madera utilizada mucho más que el palosanto en los diapasones de aquella época.

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Curiosamente, el cuerpo está fabricado en aliso, algo poco frecuente en los Precision de los setenta (sobre todo del 76 en adelante), pero quiero decir, y luego lo veremos más adelante cuando entremos en la prueba de sonido, que esta combinación poco frecuente de cuerpo en aliso y diapasón en arce (lo habitual es aliso/palosanto o fresno/arce), hace que este Precision tenga una personalidad sonora que me cautivó desde que toqué la primera nota.

Otra característica en su construcción que puede resultar de interés para el lector es el radio de 9’5” en el diapasón, es decir, ni demasiado plano como muchos bajos modernos, ni demasiado pronunciada la curva como en los de los años 50. El mencionado radio, junto con el perfil en C y una anchura de mástil a la altura de la cejuela de 41,3 mm (la misma que tiene un Precision American Standard hoy en día, más estrecha que la de los Precision de los 50 y los 60), hacen de este bajo un Precision muy cómodo de tocar, sin tener esa sensación que a veces nos dan algunos de mástil demasiado tocho y lento de recorrer.

Para llevar a cabo esta prueba pasé cerca de una hora tocando el instrumento, tanto atacando riffs de más o menos dificultad como escalas de todo tipo e incluso, como no había nadie conmigo, me permití el lujo de adentrarme en el mundo de los solos y me emocioné conmigo mismo hasta donde me dio la gana. En ningún momento sentí fatiga en la mano izquierda ni encontré dificultad alguna en ejecutrar los pasajes que yo soy capaz de ejecutar. Dicho de otro modo, pude tocar cualquier cosa que puedo tocar en otro bajo con mástil más estrecho sin disminuir mi velocidad por cansancio. Eso sí, sin olvidar que el mástil de un Precision es el mástil de un Precision aún en su versión más “amigable”.

20 trastes y resto de típicos tópicos de un Precision clásico conforman el bajo que hoy analizamos: control de tono y volumen, pastilla dividida, puente “vintage”, golpeador negro/blanco/negro, apoyo para el pulgar por encima de las cuerdas y logo grande de los 70. Se comercializan en Sunburst y en Blanco Olímpico. El que nosotros probamos fue en acabado Sunburst, cedido por cortesía de Todobajos para esta prueba.

Y después de tanta descripción visual, pasemos a la descripción sonora. Todo el tiempo toqué en un combo EBS Neogorm 212, que elegí por su sonido natural y porque la configuración de 2 altavoces de 12” es una de mis favoritas para combinar con un Precision y tengo muchas referencias de escucha pasadas con esta configuración, lo que me permite concretar más y mejor en la estimación del resultado.

Cuando me enfrenté a la prueba, buscaba principalmente analizar tres cosas: la comodidad del bajo a la hora de tocar en él, encuadrarlo en un punto dentro el amplio abanico de Precisions de todos los precios que podemos encontrar hoy en el mercado y evaluar la versatilidad de su control de tono. Eso es, a mi juicio, lo que uno tiene que valorar cuando prueba un Precision.

Sobre la primera de las cuestiones, ya he hablado unas cuantas líneas más arriba. Estamos ante un bajo cómodo de tocar, con una acción bastante baja (así me llegó para la prueba), de fácil recorrido en toda la extensión de su mástil y con un peso aceptable, aunque tampoco se puede decir que sea un bajo ligero.

Ahora vamos con la segunda: la calidad del sonido y las características de su articulación. Hablamos muchas veces del sonido “Precision”, pero eso en realidad es una entelequia de difícll manejo lingüístico si queremos concreción. En el mercado hay desde Squier Precision desde poco más de 250 euros hasta Precisions Custom Shop que valen por encima de los 4.000 euros, pasando por toda la gama de Precisions mexicanos, americanos, deluxe, vintage, etc. Con un abanico de esta amplitud… ¿qué significa “sonido Precision”?

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Creo que por ello todos entendemos un concepto genérico de “bajo pasivo con una pastilla dividida más cerca del mástil que del puente con sonido de bajo fundamental y electrónica pasiva”. Pues partiendo de esa premisa, el Fender Precision 70 no puede ser mejor representante de esa especie. Nada más enchufarlo al ampli, y con el tono completamente abierto, aparece un sonido que tiene los tres componentes fundamentales: unos agudos claros (ese agudo presente pero poco notable de los bajos pasivos), unos graves redondos y llenos de naturalidad (que provienen más de la posición de la pastilla que de la electrónica) y unos medios muy resonantes e imprescindibles para que el bajo no quede sepultado en una mezcla desfavorable. No penséis en un sonido cálido como los Precisions de los 60, pero tampoco penséis en ese sonido brillante y más tirando a funky de los típicos Precisions de diapasón de arce de finales de los 70. El sonido que arroja este bajo es algo entre medias de ambos, muy probablemente debido a su curiosa combinación de cuerpo de aliso y diapasón de arce.

Tocado con los dedos se puede alcanzar redondez y un timbre múy caliente y suave a la vez, y tocado con púa puede rugir y ser más definido que nadie al mismo tiempo. Lo que no lo veo es el rey del slap, sinceramente.

Vamos ahora con el control de tono. Abierto ya hemos dicho lo que pasa. A medida que lo vamos cerrando nos vamos sumergiendo en un sonido que se va oscureciendo, poco a poco, primero perdiendo su capa superior de agudos, después los medios y luego refugiándose en los graves casi podríamos decir que hasta llegar a la densidad del chocolate a la taza con el tono completamente cerrado. Pero en todo este recorrido del pote de tono, reconoceremos sonidos de los grandes bajistas que han tocado con Precision: desde el tono abierto de Roger Waters hasta el tono cerrado de James Jamerson.

Una constante a lo largo de la prueba fue su sonoridad. Trataré de explicarme. ¿Vosotros no habéis leído o escuchado muchas veces que el problema de buscar un bajo Fender de los 70 que suene bien es que hay que probar muchos hasta dar con uno bueno? ¿Y qué entendemos por uno bueno? Supongo que ese que cuando lo conectas al ampli y lo escuchas durante los primeros 10 segundos, dices: ¡cómo suena este bicho!. Pues eso es a lo que me refiero con la expresión sonoridad. Este Precisison 70 que cayó en mis manos suena muy bien, suena rotundo, suena con pegada y suena con bonitos timbres. En definitiva, eso que los americanos e ingleses llaman el “tono” (ojo, que para nosotros el tono es otra cosa referida a “eso de los graves y los agudos”).

Y para los más exigentes, decir también que el bajo no presentó puntos muertos en ninguna parte del diapasón, o yo no fui capaz de apreciarlos. Es una evidencia que las técnicas de construcción de hoy en día están mucho más controladas e infinitamente menos a merced de las manos del hombre, lo cual tiene su parte mala pero también muchas cosas buenas.

Sin duda, hay calidad en este bajo y, sin duda, puede perfectamente ser el Precision que estabas buscando como definitivo. Y no porque sea mejor que otros modelos o variantes, sino porque te enamore su estética, su infrecuente combinación de maderas o su sonido clásico más que poderoso.

Como yo ya le he probado, no puedo más que deciros que si yo fuera vosotros y tuviese la oportunidad, lo probaría. Cautivará a quien busque “su” Precision y hará dudar a quien ni siquiera lo tenga en mente.

Jerry Barrios.

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